, usé mi influencia para ascenderlo de un simple guerrero al tercero al mando
s de nuestro vínculo mental mientras me ponían un cuchillo de plata en la garganta, pero él nunca
amente antes de abofetearme. Después de que pronuncié las palab
ambre, me cortaron con plata y me dejaron atada a un pilar de piedra en el fr
mente lo entendí. Él nunca me amó;
ión. Observó desde la primera fila mientras yo caminaba por el pasillo, le daba la espalda y ponía mi mano en la
ítu
A P
a de Luciano, una mezcla familiar de pino y tierra húmeda, se aferraba a mi piel como una segunda iden
del Vínculo Mental. El Vínculo es un hilo silencioso e invisible que conecta a todos los miembros de una manada, un
amente al Alfa Roberto Costa, mi padre. "Acepto la alianza co
ción, regresó por el vínculo. "¿Estás segura, mi pequ
en mi mente. No le dije la verdadera razón. No le dij
. Gotas de agua se aferraban a los duros músculos de su pecho. Era hermoso, y ve
n la nariz, su aroma familiar hundiéndose en mi piel, una marca pos
su voz un retumbar grave
de un simple guerrero al Gamma de la manada, nuestro tercero al mando. Él era mi Compañero Destinado, la
tont
dos, lobos sin manada que viven en la brutalidad. Me arrastraron a su campamento inmundo donde
i terror una herida abierta y sangrante.
enc
una mancha grasienta contra la mía. "N
enta, en una huida desesperada y sangrienta que terminó conmigo siendo arrojada por un acantilad
o contó todo. Luciano no había estado en una misión. No estaba durmiendo. Había pasado toda la noche
ron en cenizas. Lo único que floreció en su lug
ero no sentí nada. Justo cuando su lengua trazaba mis labios, un destello de un pensamiento rozó mi me
eo que hay Renegados fuera
engo que irme", dijo, ya sacando las pi
ía los jeans y una camisa. Ya se ha
usurré las palabras en el espacio entre nos
te ne
spaldas a mí. "
como el cristal. "Ve. La
e la puerta se cerr
envié a uno de mis guerreros de
instantánea. "S
i celular vibró. Un archivo de v
o, estaba presionando a Elara contra un árbol al borde del bosque. Sus labios estaban sobre los de ella.
mo voto sagrado que una vez me había hecho a mí, una promesa desti
opa, sus libros, el estúpido lobo de madera que talló para mí en nuestro primer aniversario. Recordé cómo había luchado contra los ancian
aba el fuego de la venganza. Y dejaría