O
l cielo, la luna llena resplandece hoy más que nunca. Observo con terror como unas nubes negras se le acercan, y la cubrirán. Apresuro mi ritmo, siempre por el medio de la calle, tratando de permanecer bajo su luz. L
s tenebroso y de gentes silenciosas. Fue una suerte que el jefe me ofreciera hoy ese doble turno, por el doble de paga normal. Aunque eran muy extraños, todos los clientes que llegaron después de las once de la
Busco desesperadamente algo en mi bolso, pero no lo encuentro. Y a mi mente adolorida viene el recuerdo de que lo dejé en mi taquilla. Estoy
han atrapado. Tiemblo asustada, cierro mis ojos esperando lo peor. En su lugar, me siento transportada a gran velocidad. Luego mi dedo se pierde en un
da. Miro mi dedo, está normal. ¿Es que acaso lo soñé? Unos golpes en la puerta hacen
e quedé dormida. No obstante, enseguida le entrego el dinero del alquiler, lo tengo
iendo-. Su prometido me pagó todo el año a
e quedo de una pieza, no es
menor idea de quién es, únicamente la imagen borrosa en mi recuerdo de la noche en que me salvó. Dejándome desorientada y sola, con dinero, en un país extraño; en medi
visto -siguió diciendo la señora Nina. -Debiste
y de inmediato pregunté: -¿Y mi prometido por casualidad le dijo cuando volve
ra dejarlo entrar en las noches -hablaba la señora Nina acomodando las bolsas en la mesa. -Le di una lla
oltando un suspiro ante la falta de información. -Y como él mismo l
cuerpo es estilizado, y siempre está muy arreglada. Tiene un hermoso cabello ondulado negro, con unas hebras plateadas que ella no esconde. Sus ojos son
habitación central que hace de sala, cocina, comedor; un pequeño baño con todo lo necesario en una esquina, y mi peq
lrededor, como si fuera la primera vez que l
bla se mueve por el apartamento. -Precisamente el tercero se vació, es
o enseguida: - la vista es inigualable y puedo tener a mis gatos. Además, s
llegar tarde a tu trabajo, tienes que salir. No sé para qué lo haces con un novio como el tuyo. Eres hermo
iablos es ese hombre? Miro todo a mi alrededor, hasta que
oches, muchos te per
aré tarde, no haré doble turno hoy. Pero no puedo faltar y perderlo, me costó mucho que me aceptaran. Las cuentas no se pagan solas, y aunque pagó un año, ah
a dos ojos, y me da la sensación de que me observan, uno de ellos acab
a te va a guiñar un ojo? Recojo el papel con miedo,
ras como si alguien las estuviera escribiendo en ese momento. No puedo dar crédito a m
a Sol, nunca salg
nyé