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Me ajusté más a la manta, intentando ignorar el frío que se filtraba por las grietas de la madera. E
este pueblo aislado, lejos de todo. La casa, heredada de mi abuelo, era una reliquia de recuerdos, con muebles de mader
idad era engañosa. Un velo de misterio se cernía sobre Willow Creek, un secreto susurrado por el viento. A la mañana siguiente, descubrí la tienda de antigüedades de Sarah. Era una mujer de la zona, de ojos almendrados y cabello castaño. Olía a galletas de jen
aba las casas de madera con una luz dorada. La única calle principal era un laberinto de tiendas y cafés, cuyo ritmo lento y tranquilo
. Me detuve, respiré hondo, pero no vi a nadie. El aroma a pino y tierra húmeda er
culoso y de piel oscura emergió de entre los árboles; sus ojos oscuros y penetrantes parecían leerme el pensamien
u voz era ronca y profun
o me recorri
o", dije, intentando sonar
tos", dijo, acercándose. "Pero te
diera ver a través de mí. Me sentí atrapada, incapaz de moverme, como
irme", balbuceé, re
su sonrisa se reflejara en sus o
do? ¿Atracción? Ese hombre misterioso
pregunté con vo
mí, su aliento
se giró y desapareció entre los árboles, dejándome sol
a ponerse, tiñendo el cielo de tonos naranjas y morados, pero el bosque seguía oscuro y amenazador. Sentí un extra
ncendí la chimenea, intentando ahuyentar el frío que se me había instalado en los huesos. Pero el aroma a pino y tier
reños e incluso me inscribí en una clase de cerámica en la única escuela de la zona. Pero el recuerdo de Ethan me p
rupo de hombres de aspecto tan sombrío como él. Dudé un momento, considerando acercarme, p
glesia, donde me parecía tan extraño como un lobo en un rebaño de ovejas. Intenté descifrar
una cosa era segura: no podía sacarme a Ethan de la cabeza. M
idí que ya no podía vivir en la incertidumbre. Necesitaba enfrentarme a Ethan,
ar donde sabía que solía estar. Al entrar, mis ojos se encontraron c
 
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