img Amor por contrato, corazón en deuda  /  Capítulo 4 El Primer Acto | 9.76%
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Historia

Capítulo 4 El Primer Acto

Palabras:1403    |    Actualizado en: 29/10/2025

en la cama de dosel, se vestía con las prendas anónimamente elegantes que le habían proporcionado y desayunaba sola en la mesa de com

as, sus escándalos discretos y sus alianzas. Aprendió que a Alistair Vance le encantaba el jazz de los años 40 y detestaba la comida picante. Que la tía de Alexande

e, nacida en una familia adinerada de Boston, educada en Europa, historiadora del

ntos o dar una instrucción a Eleanor. Sus miradas se cruzaban en ocasiones, y en cada una, Olivia sentía el mismo escalofrío de evaluación. Él no v

una tarde lluviosa, cuando l

" (una subasta de caridad en Ginebra) y "cuál fue su primera cita" (un paseo privado por los ja

-. El señor Vance la requiere. Su abuelo ha tenido

un vuelco. -¿Esta noche

flema habitual-. Es la oportunidad perfecta. Una cena ín

cabello, alisado hasta la perfección, cayó en ondas suaves sobre sus hombros. Su maquillaje, natural pero impecable, realzó sus pómulos y ocultó las sombras de insomnio

ro que parecía fundido a su cuerpo. Sus ojos grises la recorrieron de arriba abajo, y por un instante, Olivia creyó ve

o una pregunta, sino

stándose mentalmente la

una mezcla limpia de jabón de cedro y algo intenso y masculino-. Sonría. Asienta. No hab

un santuario de lujo contra la enfermedad. Las máquinas médicas estaban discretamente escondidas detrá

hilo y cristalería de Waterford. Era la versión espectral de su nieto: la misma mandíbula fuerte, los mismos ojos gri

clara-. Por fin me presentas a la

no con un gesto que a Olivia le pareció genuinamente afect

o: cálida, pero no efusiva. Elegante, pero no distante. -Es un hon

ícara-. ¿Y te dijo también lo que un vie

Olivia, recordando una línea del guion-. Y que su amor p

ndido. Siéntate, hija. Cuéntame, Alexander dice

emente. -El Renacimiento italiano, principalmente. Aunque últimamente me

es, no una historiadora. Pero había leído lo suficie

e el mantel, era firme y cálida. Su mirada, cuando se posaba en ella, simulaba un afecto tranquilo. Era un actor consumado. Olivia respondió en amabilidad, rie

su voz un poco más débil-. Este muchacho -señaló a Alexander con la cabeza- siem

ar. -La calidez es fácil de encontrar cuando se está al lado de

para Alistair parecería cariñoso, pero que

on con promesas de volver pronto. En el ascensor, en el silencio repent

el cuello de la camisa-.

aba. Había puesto toda su energía, toda su concentración, en e

-preguntó, incap

genuino en sus ojos: irritación. -No espere halagos, O

n una palabra. Olivia subió a su habitación, se quitó el vestido de seda esmeralda y se quedó mirando su reflejo en el espejo del b

ra. Luego, se puso un cómodo pantalón de yoga y una camiseta, la única ropa que había logrado resc

a pasado la primera prueba. Había sido "aceptable". Pero en lugar de alivio, solo sentía un vacío profundo y r

ima vez esta máscara? ¿Quedaría algo de la verdadera Ol

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