vista d

Dante había puesto las cosas en marcha, pero

o y volví a la habitación principal, el úni

ación. No sentí más que u

la jefa de limpieza,

on voz plana. "Toda la ropa

pelo en mi tocador. "Las joyas tamb

un amor muerto, y

ar en par, pero asintió en silenci

os armarios, mis dedos rozaron una pulsera de diamantes.

túpido momento, dudé. Un recuerdo de su sonrisa, de una

qué b

do. Me arrebató la pulsera de la ma

mbreados por la molestia. Tomó la pulsera de los dedos

o con desdén, su mirada recorri

do?", preguntó, finalme

mente, con el corazón co

te de jade fresco y liso que siemp

erte, una reliquia de los Romano transmitida de generació

e fijaron en él, su

ge al nonato". Sonrió dulcemente a Ma

, mi voz b

olvió a preguntar. Simplemente me arrancó el colga

un crujido nauseabundo, haciéndose añi

e el sonido de mi corazón

educiéndose a los pedazos r

ientras intentaba recoger los fragmentos. Un sollozo

lló Bianca, acercándose a mí en

, le aparté la m

vándose la mano al vientre co

e agarró del brazo y me empu

con un ruido sordo. "¿Qué demonios te pasa? ¿Es

una baratija sin valor. Puedo comprar cien de es

ranquila y obediente se había ido, consu

de cristal de la mesita

or tan profundo que sentí que me estaba d

te a Marco. El jarrón la golpeó en el hom

ras me miraba. La sacó corriendo de la habitació

asa a mi hijo

tos de jade clavándose en mi palma. Sollocé, no por

fue el día en que acepté