/0/20564/coverbig.jpg?v=a26897ca75d4587e64625a6aed4dc1cb)
da, pero la herida en mi vientre me costó la capacidad de darle un herede
ante universitaria llamada Bianca, destinada a asegurar el linaje de su
fantasma en mi propia ca
susurró. "Lía... e
rada. La colmó de regalos y olvidó mi cumpleaños. Cuando ella codició el colgante
tija sin val
ncontró sangrando en la entrada de la casa, y ni siquiera preguntó si
iste ahora?", gritó. "
nte. Tomé mi maleta, le di la espalda a las r
, el Don de la familia Romano
ítu
vista d
. Le salvó la vida, pero la herida en mi abdomen me costó la capacidad de
a casa a mi
la cicatriz que marcaba mi vientre. El destello del acero bajo la luz de la luna,
luces de la ciudad bajo su mansión. Su poder era crudo, su reputación forjada en los calle
nético y, durante
un juramento de sangre a mi padre, el antiguo Don
ra el cabello en la blancura estéril de la ha
pellido Romano, dejándole creer que su ascenso era obra suya, para que s
abras son ceni
stro tenso con una determinación que no había visto d
rme a los ojos. "La línea Bellini necesi
meses: la creciente distancia, la forma en que sus ojos pasaban p
as palabras clínicas y frías. "Una estudiante un
que la calma en mis ojos no e
e mi familia, estaban guardados en mi caja fuerte privada. Había decidido entonces, en es
nsión ayer. Su
La instaló en la suite de invitados al final del pasillo, un esp
focante. Caminé por los pasillos, mis pies descalz
murmullo bajo de mi esposo, lu
puerta par
dos de nuestro matrimonio destrozados por el balanceo rítmico del colchón
sma en mi propia casa,
ieron las palabras que se sintieron como un segundo golpe, retorcié
ble. Retrocedí, sin ser notada, y me retiré a la
fume barato. Ofreció una disculpa vacía, una sa
evitando los míos. "Una vez que esté
que era: un escudo en
studio, ella sentada en su escritorio. En la sala de es
e mancha de lápiz labial en su cuello
ada, Bianca anunció
afecto, sus ojos brillando con una alegría qu
, un mueble que tenía que
dó. El día anterior fue nuestro
vestidor, sosteniendo uno de mis su
quisiera", dijo, su sonrisa empalagosamente
observé mientras sal
ota que derr
acio Municipal. El empleado apenas me miró mientras deslizaba los documento
lamada. Mi hermano, Don Dante Rom
uniforme. "Está hecho.
go, su voz, ba
necesi
s como hielo. "Todo. Los contratos,
ta había
el vestíbulo, con mi maleta a mis pies. Frunció
ónde
oy, M
r a Bianca. El doctor dijo que necesita descansar". Hizo un gesto vago haci
quedara. Esperaba que me quedara y cuidara a la mujer que ll
endo escoltar a su amante a su hab
tación. "Te quedarás", ordenó, sin siquiera
por la puerta principal y dejé que el apellid

GOOGLE PLAY