vista d
sión, ni siquiera m
ando mi teléfono, mis dedos moviéndose con u
ón de hotel
do lo que
sar otra noche
nica maleta e
inquietanteme
ablemente todavía consol
parecer, estab
je, una sonrisa triunfa
de limpieza, co
! No tiene licencia. El señor Bellini
casualmente a
é lo que quie
uctor del Maserati plateado de Ma
incipal, sus ojos se encontraron c
emplazada por una máscara
celerador
ara pensar, solo
, el movimiento to
peó la pierna, enviándome a caer
ador ardió desde mi ro
las estaban raspa
tándome de la tierra, con es
r la ventana, su c
vertiginosa, una luz
haberte golpea
s me robaro
, los neumáticos chirria
negro frenó bruscam
rc
ba a
pisó lo
plazada por una preocupación de pánico mientras sa
Dios mío,
cuerpo temblando de
la mano y le di una fue
resonó en el p
la mano a la mejilla, una im
dedo temblor
ó atrop
storia, su voz un lamento patétic
el coche! ¡Intentó a
do abiertos de par en par por la c
cre
ápice d
nsta
e ahora?", gritó, caminan
aterrorizar a una
enir, dando un paso
vi. La señor
a retrocedió como si la hubieran
ojos recorriendo mis rodillas raspada
sí?", gruñó, su voz
con la fuerza de un golpe
iante, brotó de mi pecho,
mirando al monstruo en el
e ciega por h
n lo a
alma fue deliciosa
e contorsio
acia atrás,
squiciada
ca en sus brazos y llevándola adentro, arrul
mirada, ni siquiera un de
ado, su rostro páli
llini, su
hacia
spinilla, manchando el blanco inmacula
dos", le dije, mi
y a vo
da a las ruinas de mi matrimon

GOOGLE PLAY