img Paz tras el dolor: Mi diseño no escrito  /  Capítulo 4 | 40.00%
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Historia

Capítulo 4

Palabras:1406    |    Actualizado en: 07/11/2025

ista de So

s de Adrián. No se había apartado de mi lado, su mano aferrad

po temblando-. Sofía, te juro que pasaré el resto de mi

con la cara cubierta de sudor. Me abrazaba, diciéndome que la idea de u

a su mundo entero, se sentía como un fantasm

era un eco sordo de la agonía emocional que me estaba destrozando por dentro. Me acurruqué en mi cama, el vasto y vacío espacio a mi la

de Daniela continuó,

3 días.* Era una captura de pant

ra. Nos vemos en e

roe. Te esta

dulce: *A veces ser la otra mujer

n una mezcla de aso

, a dónde

isla secreta? ¡Esto es

ánto te ama. Está

parte superior: *Es un hombre dividido entre el deber y e

nto, sonó mi telé

-dijo, con la v

pregunté, mi pro

go para una reunión de última hora con un cliente.

Podía oír el silbid

regunté con calma-. ¿Más important

ado de su parte. -Yo... eh... sí. Lo es. Lo sie

inhalación brusca. L

. Diez minutos después, s

ado por el viento, de pie en un balcón con v

terpretar el papel, pero sigue susurrando que soy la única a la que esc

tarios ex

rágicamente hermo

ón sufre

n Cancún, alojados en un hotel boutique que reconocí. Publicaron fotos de champaña en la playa, llamándose "

cosa congelada y muerta en

el teléfono y l

quebrándose por prim

stido. Los tres años de mentiras

a línea. Luego mi padre, Glen Barnett, h

itas, cariño. Solo d

Y necesito que te asegures de que las pantallas de prese

aban en la suite nupcial que nunca usaría, yo estaba en el AICM, abordando un vuelo a París. "Para unas vacacione

te de la Ciudad de México. Las familias Ellis y Barnett, tita

vestido de dama de honor rosa pálido. Se veía radiante, pero mi madre, a quien no se le escapa nada, me dijo más tarde que

an todo, se abalanzó sobre él como un halcón. -Adrián, ¿dónde has

cuenta de que no había visto a Sofía. No había hablado con ella en dos días. Había asumid

do a latir un poco más rápido. Se dijo a sí mis

os tomaron sus asientos. El oficiante tomó su lugar

a voz resonante, anunció: -Damas y caballeros, po

na punzada de inquietud. Miró a Daniela, que estaba de pie muy propia en su lugar

sombríos, pero estaban aquí. Eso tenía que significar algo. Sintió una ola de alivio

onias, su voz haciendo un ligero eco en el vast

ud. El maestro de ceremonias se aclaró la garganta, mirando hacia la orga

r el maestro de ceremonias, su v

salón se sumió

n por la sala. El corazó

as que debían mostrar una presentación romántica d

stros rostros lo

e una cuenta privada de I

colectiva rec

i vestido de novia, mi velo. El pie de foto ardía en letras blancas sobre el fondo

sosteniendo la perla de mi velo. La boloñesa que le había cocinado. El viaje a Cancún. Los mensajes de texto. Cada publica

la sección de comentarios. La vil sugerencia de que

ojo condenatorio, estaba el único y cruci

ños_de

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