aula dorada donde una vez creí ser feliz. Mi cuerpo era un paisaje de dolor, los puntos de la histerectomía un recordatorio consta
isa resonando en los pasillos, sus caros perfumes aferrándose al aire como un mias
s mientras él leía. "El partido anual de polo de la Fundación De la T
r, sin levantar la vista d
acurrucada en un sofá, con una manta de cachemira hasta la barbilla. "El
ulo público, hizo que se me revolviera el estómago. "No me si
a fría. "Fabiola tiene razón. Lleva
os de la élite de la ciudad, un mar de lino pastel y sombreros de ala ancha. Me sentí como un fantasma
n un pequeño círculo, sonriendo con suficiencia, sus ojos siguiéndome con diversión de
ecorriéndome con desprecio. "Tengo que reconocerlo, Garza. Jugaste a largo plazo. P
miradas, escuchar los susurros. Me quedé allí, con las manos a
agnífico semental negro, sus movimientos fluidos y seguros. "Ay, Elena", gritó, su voz resona
a de aspecto tr
la cirugía una nueva punzada de
os se curvaran en una sonrisa cruel. "Ah, es cierto. El procedimiento. Qué to
brazo. "No seas difícil, Elena. Fabiola se tom
pliqué, mi voz quebrán
dijo, su voz baja y amenazante. Sus dedos se
da movimiento enviaba una sacudida de agonía a través de mi abdomen. La mu
onando mientras la multitud aplaudía. Javier la observaba, su rostro iluminado de orgullo y ad
a asustadiza y mi cuerpo estaba demasiado débil para controlarla adecuadamente.
mi costado, un grito de dolor escapando de mis labios. El impacto desgarró algo d
itando a Fabiola por su vuelta de la victoria, envolviéndo
. Nadie vino a ayudar. Finalmente, me arrastré hasta ponerme de pie, mi vestido manch
eros auxilios, me miró con abierto desdén. "El señor De la Torre es
a pista de baile, sus cuerpos apretados, sus labios susurrando en su oído. Más tarde, vi una foto de ellos en un blog de sociedad, public
o podía romperse más, se hi

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