ababa de cambiarse cuando l
cabeza y allí estaba Caide
mo si quisiera decir algo, per
ta?", presionó Caiden, clavan
olverse en la pálida luz que la envolvía. Con cada movimiento, l
tello de su piel tersa, que creaba un contraste impresionan
ícula, subiendo y bajando al ritmo de su respiración serena, bril
el collar un instante demasiado l
l tono áspero de su voz
ó el bolso al hombro
e igual que el día de su matrimonio, tres años atrás. En ese entonces, se habría acercado para alisar un mechón rebelde de su c
la voz de Greta daba vueltas en su ment
ma luz, lo bastante cerca como para tocarse,
su figura bordeada de oro. Su expresión estaba oculta en las sombras, igual qu
ron en la mano de él, que
abrasadoras, dibujado círculos tranquilizadores en su espalda cuando las torme
scasos centímetros y, aun así, po
untariamente y su pulso latía con tan
un impulso temerario la recorrió:
se tensaran y sus respiraciones se
sto cuando sus dedos se acercaban a los de Caiden, el est
mbre "Jessica" en la panta
cia sí misma, los dedos se anudaron alrededor del
enas unos segundos antes se derrumbó, dej
años no escuchaba dirigida a ella. Ese tono amable aplastó
erminó, la miró con una expresión compuest
, dijo con calma. "Tengo
estaría en la reunión familiar; s
girar hacia el auto. Justo cuando llegaba al vehículo, la
e, tiró de sus labios. "¿Qué pasa
fina línea mientras continuaba:
en sus ojos se atenuó. "H
alejó, dejándola sola en la q
.
ión Evans, Caiden y Jessica y
iendo el lugar en un ambiente familiar y acogedor. Se detuvo en e
ocido la comodidad de un hogar animado y amoroso, y un dolor sil
naba, su rostro, normalmente frío, suavizado por u
ecía bajo esa luz, y cada uno de sus gestos estaba e
a a Jessica, mientras Albert Evans, el padre de Caiden
a ventana a un mundo al que no pertenecía; una cena
fin Albert, levantando la vista co
cia ella, y la animada charla se
manecía en su rostro, pero una sutil vacilación at
uerza la bolsa de regalo, aunque mantu
, murmuró, con la v
s para que se acercara con un entusiasmo dese
la esquina, con movimientos
e en el collar que brillaba contra su clavícula, antes de q
ns se sentían menos como una reunión c
r, y el aire frío del exterior le ofreció un pequeño r
odeaba el cuello de Noreen; algo indescifrable

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