La hoguera lanzó una chispa al cielo, com
-dijo el de cabello
reclamar lo que cree que
ocí, sonrió. No fue una sonrisa que mostrara los dientes.
l atardecer, si no cruzan, enviamos parlamen
tos y de las verdades que no admiten
te pediré que estés en la piedra si
ca se
ui
sa insoportable. Era que había pasado demasiadas horas
e prepararé
s altas, corredores, mujeres llevando a los niños a un lugar seguro. Nad
uerte de tus padres? -preguntó Kael, ya en el s
cocina. Que me quitó el no
ita la costumbre de acoger
r cuando me golpeó. Dónde estaba
ó la cabez
reta a due
e. Si me ve a mí. Si no,
me miró-. ¿Y si te pide perdón
. Una risa que mostró
cocina, sino en una cama limpia y e
amento olía a harina y metal templado. Mik
no tense
ó a col
ene leyó en voz alta mi nombre,
símbolos. Yo dejé mi hu
Mikel apretó la mandíbula. Eidan escupió a un
-dijo
os y ocre. Árgon al centro, alto con la espalda ancha, sonreía. R
recogiste algo
su izquierda. El campamento detrás. El
ne entre las manos una cosa. Y resulta que
rió si
. Y quizá me olv
miró, no
objeto -replicó-. Pero aquí las p
ra bajo mis pies.
a. Y no fui
sque
ejó de
emos en la leng
os suyos se abrieron, hambrientos de es
dos. No adoptó postura de comba
piedra
ndo se
culo s
onrió a
uede reclamar lo que
o imaginé, un calor me
onsejo dio un
n reconocimiento es humo. A
cabeza sin apart
se anuncia una tormenta. La
stigos -pid
je sin
tó una ri
que no grita.
más adentro
om
na y de Íñigo, Lun
capa. -¿Reconoces a Árgon como quien te dio techo, cuid
Me dio el suelo para dormir. M
endió bajo mis p
o lo reconozco como cuidador.
hacia delante c
o sangraba -repuso-
onsejo entero miró sus pies y su
a - dijo el hombre de ca
te. Me usaste para que nadie olvidara que tu mano era l
encio con una exhala

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