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Historia

Capítulo 4

Palabras:854    |    Actualizado en: Hoy, a las 10:57

vista de

a cuadra del penthouse de Héctor, pero la fiesta ya se anunciaba. Música fuerte y estridente. Gritos

ralmente tan serenos, contenían una chispa de furia. -

iera contestado. Mi mente, todavía nadando por la conmoción cerebral, se sentía extrañamente clara. Los años de permitirle todo, los sacrificios sile

n entreabiertas. Descuido. Igual que Héctor. Hice una pausa, una extraña vacilación se apoderó de mí. Una parte de mí, la vieja Alessandra, quería retirarse

esó la música pulsante. Era el grito de una mujer, crudo y angu

la puerta principal. Levanté una mano, deteniéndolos. Necesitab

a, cargada de sollozos dramáticos. -...¡y me acaba de despedir! ¡Sin ninguna r

de los invitados. Cristina estaba jugando

legado de su familia! -se lamentó Cristina, su voz escalan

presentándome como la agresora, la mujer celosa y rencorosa. M

usurro teatral, diseñado para tocar la fibra sensible-. No soporta verme

me había mostrado. -Ya, ya, mi amor. No llores. Solo es una mujer amargada y sola. Siem

erraron en puños, mis nudillos blancos. No solo estaba condonando sus me

tiene ningún poder. Solo es mi hermanastra. Me aseguraré de que se arrepienta de esto. La encontraré, la arrastraré has

esta. Sus amigos, estos aduladores superficial

uéstrale quién man

ete con Cris

paciencia, de mi equivocada obligación familiar, se rompió. No solo era un ingrato. Era un m

rro, pero cargada de una intención

bles, ahora tenían un brillo de algo parecido a una salvajería co

RA

do ensordecedor que se tragó la música por completo. El penthouse quedó en silencio. El bajo murió, las

a ligeramente hinchados, recorrieron los rostros atónitos, deteniéndose finalmente en Héctor, que estaba sentado en un lujo

siva. Mi voz, cuando llegó, fue baja, f

ra? -pregunté, mi mirada f

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