vista d
z millas de la frontera de la manada. El letrero de neón zumbaba con un
opi
a. Ya era de noche. El acónito ya no solo dolía; me estaba disolvien
e sopa que había comprado antes. No podía r
erta
rrado? No, lo había hecho.
ró en la
da de cuero negro, luciendo como la guerrera que de
o, arrugando la nariz ante el olor a mo
jo? -susurré. Traté de sentar
o debajo de la almohada, toca
Fue un sonid
está hecho. Estás prácti
ella de agua. Desenroscó la tapa y vertió un
acelerar las cosas. No puedo tenerte persistiendo como una Soli
s débil de lo que era. Necesitaba que se regodea
rostro retorciéndose en un gruñido-. Incluso con el
iró de mi cabeza hacia atrás. Jade
dia -jadeé-. Incluso el té...
ca-. Acónito en tu bebida matutina durante diez años.
dmites -dije c
a-. A nadie le importa, Elena. Mamá y papá saben que soy ambiciosa. Prefieren a una ganadora.
mismas que Caleb había roto ant
-dijo-. Tengo una
salió, dejando la p
ando en mis labios. El dolor era
son
busqué debajo de la alm
aplicación de grabadora d
er gra
ar arc
o tenía fuerzas para pelear. Pero tenía
trónico que había preparado. Ad
, Beta Juan, El Gran Ancia
né *En
e movió a través de la pantalla.
via
léfono. Repique
errando ahora. Oscuridad
te, Lidia
dolor finalme

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