eya
ela. De nuevo. Ella no se cansaba de restregarnos su victor
fraín, sus rostros llenos de una preocupación y devoción que nunca nos mostraron a nosotras. Le sostenían l
. Marcelo le susurraba al oído, 'Mi amor, gracias por este milagro'. Daniela sonreía débilmente, con esa falsa fr
iración. "Qué suerte tiene Daniela," dijo una mujer. "Sus h
an estar aquí?" Pero la pregunta se ahogó entre los elogios a Daniela, a su
l mismo video. Ella lo miró, sus ojos vacíos. No derram
No vale la pena. Que se queden con ella.
tenía razón. Teníamos que ser tan frías como ellos.
ción de nuestros contratos matrimoniales," dije. Mis pal
s y formales, estaban listos para ser firmados. Se suponía que los entregarían a Marcelo y Efraín, pero no
r más esta burla. A través de la conexión mental que aún per
Qué quieres ahora? ¿No puedes dejarme en paz? ¡Estoy
tratando de mantener mi voz firme,
a hacer esto por tu capricho! ¡No voy a regresar a esa casa de
era una barrera impenetrable. Él era un nar
comida está lista. Te estoy esperando." Sonaba du
ahora no." Pero yo había escuchado.
, Marcelo? ¿O es que ella te tiene tan bien controlado que ya no eres dueño de
así de Daniela! Ella está delicada con su embarazo y yo te
zó por completo. Mi bebé. Nuestro bebé. ¿Cómo podía hablar de "su" embaraz
? ¡El que perdiste por estar ocupado con Daniela!" Mi voz se
"¡No me hables de ese 'bebé'! ¡Tú lo hic
ebé," Daniela intervino, su voz ahora más fuerte, más perversa. "Ella
cieron tambalear. Mi cabeza daba vueltas. Las heridas de mi cuerpo, q
nte en calma, volcada en Daniela. "No te preocupes. Me enc
brotando incontrolablemente. La realización de que él nunca se había preocupado por mí, ni por
astrándose dolorosamente. Me abrazó, sus propias lágrimas empapando mi hombro. "Ya basta, Mireya.

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