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Historia

Capítulo 4

Palabras:807    |    Actualizado en: 15/12/2025

lina de

corona de la temporada social de Monterrey; era una

e la sangre se derramaba en

a notificación escueta de que pasaría por mí

de baile del

las implicaciones de esto mejor que nadie. El Consejero es

a -murmuró Marcos, sus ojos escaneand

je, mi vo

e. Un vestido que se aferraba a mis curvas c

principal, el lugar privilegiado re

tas dobles se abrieron. Alejandro

supuesto. Jugando a la in

como espectadores en un partido de tenis. La falta de respeto era tan ruidosa que era ens

ó el ceño. No le gustó que estuviera con Marcos. No le gustó que no

sculturas. Vinos de época que c

stador sacó la

de raros diamantes azules que una ve

símbolo de la matriarca de la

lavándose en su manga. Le susurró algo al oído

u expresión indulgen

ón de pe

d. Estaba comprando la reliq

s, ardiendo bajo mi maquillaje. Esto e

leta, mi movi

nes -dije

. Su mandíbula se tensó, un mú

edio -co

spondí sin un segu

y esposa, en guerra por el legado fa

s -dijo Alejand

arpa

o mil

avo de nuestra cuenta conjunta solo par

aleta por se

ó el ceño, la confusión marcando sus r

micrófono, su voz resonando en la repentin

igí, mi voz co

ce que hay una rete

ilencio absolu

a Ale

ebajo de la mesa. Habí

anquila y arrogante. *Conoce

se trataba del dinero. Era la correa. Estaba

levantó ab

ta -le dijo

ntalla de nuevo, luciend

milia de la Garza ha marcado todas las tra

ndro usando los cód

a atr

martillo, el sonido como un dispar

hacia el escenario, tomó el

amantes azules brillaban contra su piel,

. Aplausos educado

palda estaba recta.

ré. No

nundara. Dejé que se impregn

umillación

e había ganado. Pensó que

a de entregarme el arma que

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