ista de Br
una precisión distante. Instruí al otro cirujano, mi voz tranquila y firme, incluso mientras mi mente se tambaleaba por los
e terminó, sentí un profundo cansancio apoderarse de mí, un
aún fluyendo libremente. Mi mirada se encontró con la suya, y por un momento fugaz, vi un destello de
ije, mi voz ronc
ón de nuevo a Karla, murmurando palabra
za palpitando. Necesitaba ver a Fabiol
alida, un grito desgarrador cortó el si
abi
nido de la dirección de la habitació
o en mi pecho, una terrible p
aba entreabie
íos, su rostro surcado de lágrimas. Su cabello estaba desordenad
voz cruda de terror-
sa débil y desgarr
enda. Finalme
la, mi mano herida g
a, no lo haga
demasia
lt
e pura agonía y desesperación. Corrí a la ventana, mirando hacia abajo, pe
Karla detrás de él. Sus ojos se abrieron, un destel
on voz ahogada, su voz car
diendo con una furia tan inten
! ¡Tú la mataste,
os hundiéndose, desesperados por exprimirle la vida. Él r
, tirando de
Brenda! ¡
án, el arquitecto de mi destrucción. Todo lo que sent
, las lágrimas corriendo por mi rostro-. ¡Me quitast
me de Damián. Luché contra ellos, pateando
! ¡Suéltenm
Mi cuerpo estaba sacudido por sollozos, mi espíri
ra de frío control. Me miró fijamente, sus ojos ahora desprovistos inclu
Sédenla. Y asegúrense de que la ma
as ventanas. Como si yo fuera
l hospital cerrándose sobre mí. Sentí el pinchazo
ita, misericord
o diferente. Estaba en una cama de lujo, el aroma a lavanda l
os entró. Bruno Klein. El solitario multimillonario de l
voz suave, compa
ardiendo con lágri
vó todo, B
orde de la cama,
o siento mu
ncional en la suya. Su tacto era gen
o, su voz baja-. Una oportunidad para ca
amiento potente cristalizándose
irme, inquebrantable-.
in
que
de una resolución fría e implacable-. Quiero que Da
nteligentes, parecieron
alo hecho
ó mi
acero en su voz-, te sacaremos d

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