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de todos. Como chef, mi mayor alegría era cocinar para él, y est
a estaba embarazada de él. No solo eso, estaban usando mi
Me pidió ser "comprensiva" y me abandonó en la montaña durante
l reloj que supuestamente era para mí, pero que en realid
o había sido una cruel mentira. No solo me ro
erte en un trágico accidente y, desde la tumba, publicaría un blog c
ítu
men
ada con Mateo y once años cocinándole a Mateo, y la ironía era tan amarga como el ajenjo. En las próximas veintic
esta misma hora, todos me creerían muerta. Mi desaparición sería el cat
pero no el que
acio, asfixiándolo. Las luces tenues de la barra de la cocina apenas iluminaban su silueta alta y
tipo de voz que te convencía de que eras la única mujer en su un
cimera de mármol, un hábito arraiga
de deseo. De repulsión. "Ah, nuestro aniversario. ¿Ya tienes algo en mente?" Su
ue fuera perfecto." Mis palabras eran un cuchillo ocu
n dedicada. Por eso te amo." La palabra "amor" sonó h
ancio. "¿Por qué no te acuestas? Par
me. "He estado un poco preocupado por ti, C
nte? He estado trabajando en nuevas rec
siado tiempo en el estudio? Casi no te veo. ¿Qué es
spondí, evitando su mirada. No podía arriesga
do te estresas así. Deberías cuidarte más. ¿Quizás una dieta más ligera para
mbló, pero lo contro
mirarlo. Sus ojos, antes llenos de la falsa calidez que me había engañado, ahora solo m
irse a la cama. En el momento en que sus pasos se alejaron, saqué mi celular de mi bolsillo oc
adoraba. Mis amigas lo envidiaban. Mi familia lo idolatraba. Todos creían que yo era la mujer más afortunada del mun
me amaba. Nunca lo hizo. Amaba a Sandra, mi prima, mi propia sangr
. Era de un número desconocido, una voz femenina que se regodeaba antes de sol
el restaurante de Sandra con mis recetas, cómo había inscrito a Sandra en el premio gastronómico usando mis creaciones, cómo la había convencido de fingir una intoxicación en
e en el umbral de la puerta, observándome con una extraña mezcla de irrit
mis verdaderas emociones. No podía. "Solo pensab
engo que decirte algo." Su voz era un susurro íntimo, el mi
a confesar. Creí que, por una vez, la verd
tó, como si fuera una noticia e
a sabía, pero el impacto de escucharla
uó, con una euforia que me revolvió el estómago. "Van a hacer una gran fiesta para celebrarlo. Quieren que vayas,
sin aliento. Apreté los puños, mis uñas clavándose en las palmas d
s? Es su receta. Ella la perfeccionó." Se acercó y me tomó por la cintura, atrayéndome hacia él. "Sabes que
a destinataria. Él le hablaba a Sandra a través de mí. A
para ti. Pero es por el bien de todos. Es por nuestra familia. Y tú... tú eres fuerte. Lo entenderás.
era solo otra forma de control. "Te amo, Carmen" , dijo, el último clavo en el ata
Diez años de mentiras. Diez años de vivir a la sombra, de ser un títere en sus pla
anquila. "Necesito que vayas a la fies
on una sonrisa de alivio. "¿De
to más allá de su hombro. "Comp
ápido en la mejilla, un beso de despedida que él creyó d
entro. Pronto, muy pronto, lo d
n en el pequeño reloj de mesa que me había regalado mi abuela. Marcaba las 00:05
una pequeña inscripción que nunca antes había notado. Era minúscula, casi invisibl
o ahí, una reliquia de su traición, en mi propia casa, en mi propia mesita de noche. Cada
an marcadas con su nombre, con su verdad, mientras yo vivía en la ignorancia? Mi matrimonio no era solo una farsa, era una burla cruel
no estaba roto, estaba pulverizado. Sentí un deseo abrumador
les daría la
culosa y, sobre todo, devasta

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