ila
Grupo Garza se desangraba, y Carlos, a pesar de sus mejores esfuerzos, luchaba por contener la hemorragia. El correo anónimo de Dávila, junto con otros que c
os afilados. Me reuní con abogados, estrategas y posibles aliados. Pero el mundo, a
Hernández, un hombre conocido por su pragmatismo desp
s suelos. Y su vida personal... bueno, no inspira mucha confianza. -Hizo un gesto vago, su implicación clara. Mi compromis
para la salud del Grupo Garza -re
millada públicamente por los dudosos tratos de su hermano que involucran a un
a que se formaba en mi lengua, las puertas de
ención. Sus ojos se clavaron en los míos, luego recorrieron a H
-exigí, mi voz aguda-. E
verse bastante públicos -dijo, su voz fría-. Escuché que intentabas
labios. -Dr. De la Torre. ¿A qué debemos esta inesper
los desesperados intentos de la familia Garza de aferrarse a la relevancia. -Me miró, sus ojos duros-. Y para recordarle a Camila que nuestro 'c
ndo lazos. Públicamente. De nuevo. Se estaba asegurando d
jos-. Cortar lazos con el Grupo Garza ahora podría tener... consecuencias. Especialme
ández. Y mis fuentes de financiación son claras. A diferencia de ciertos tratos corp
eñal. Se quedó justo fuera de la sala de juntas, pálida y frágil, con la ma
uevo a Helena. -Tengo que irme -dijo, su voz suavizándose, toda su ira anterior olvidada-. Helena me necesita. -Pasó
mblando de furia reprimida-. Sus leal
ente, señorita Garza. Ciertamente. -Se levantó, señalando el final de la
lico de Julián y la aparición manipuladora de Helena resonando en mi
re. El olor a libros viejos y su colonia característica aún persistía, un recordatori
y yo, años atrás, en unas vacaciones familiares. Todos sonreíamos, despreocupa
las lágrimas no derramadas-. Lo
daño era demasiado extenso, los tiburones demasiados. Sentí una necesidad d
e habían provocado el último infarto de mi padre. Una resolución fría
l funeral: "Sabe que lo drogaste. Que
lación, la pura desesperación de esa noche. Había sido imprudente, impulsivo, nac
ver a Helena de pie en la puerta, con los ojos muy abiertos y el rostro pálido. Llevaba e
u voz apenas audibl
bía entrado? ¿Y por qué sos
pliqué, mi voz aguda-. ¿Y por qu
su oficina. Debió habérsele caído. -Lo apretó con más fuerza, un bri
ra estallando-. Nunca se lo
Abrió deliberadamente el relicario, revelando una pequeña y desvaída fotografía de Catalina-. Me dijo que le recuerdo mucho
esión más preciada, haciendo alarde de su victoria, atreviéndose a compararse
la de Dávila. Así que Julián lo sab
n definitiva. Mi padre estaba muerto, mi empresa se desmoronaba, y mi supuesto prometi
rabia cruda y al rojo vivo. -¡Dame eso! -g
ezando hacia atrás.
. Yo, respirando con dificultad, el relicario en mi mano. Helena, encogida, su rost
ugido bajo-, ¿qué demonios te pasa? -Me apartó de Helena, su fuerza me hizo tambalear hacia atrás, mi cabeza golpe
beza, el relicario todavía en mi mano-. ¡Est
elena. La acunó en sus brazos, su tacto sua
estuviera a salvo, Julián. Lo encontré en tu oficina. Me preocupaba que lo perdieras. -
s llenos de asco. -Lárg
palabras crudas, desgarrando mi
Eres un peligro para todos a tu alr
a mi padre a la tumba? ¿Qué hay del 'descubrimiento accidental' de tu querida Helena de información
vas a intentar desviar la atención, Camila. Esto no t
lágrimas corriendo por mi rostro-. ¡Te
del brazo, su agarre magullador, y me arrastró hacia la pu
el que está mimando a una serpiente venenosa! ¡Tú eres el que dejó morir a
a abrumadora. Mi cabeza palpitaba, mi cuerpo dolía y mi
do e insistente. Julián se detuvo, molesto, pero el i
lida. Pero Helena, siempre oportunista, habló. -Julián,
u oído, su rostro una máscara de irritación. Escuchó por un momento, luego sus ojos se
por la preocupación-. ¿Fuga de datos
stro de ella, usualmente tan compuesto, ahora estaba
Los datos de mi proyecto de la Iniciativa C.V. han sido filtrados. Todos
os con fingida inocencia. -¡Oh, J
en su mirada mientras la miraba. Pero luego, casi de inmedi
oz fría y firme-, v
-grazné, la incredulida
a de acusación-. Acabas de estar aquí, enfurecida por la empresa,
ulián,
o de mi padre, su agarre inflexible. -S
sus ojos llenos de una aterradora mezcla de protección y culpa m
uga de datos. La Iniciativa C.V. El estudio de mi
y devastador. Me estaba incrim

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