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ecordar que era alérgica a los camarones. Brillaban en mi pasta, un cruel recordatorio de lo poco que yo existía en su mente, especialmente mie
a Daniela Herrera, una joven rubia, una delicada pulsera, una répli
ordó a ti -dijo él, c
él, con los ojos brillantes, y luego me
obre la inauguración de u
sotros. Es nuestro a
rzada que me suplicaba que le siguie
-susurré-. Y por ci
ecordar mi verdadero nombre, mientras Dani
s y confundidos,
e es... siempre ha sido... -Se qu
detalle trivial de la vida de Daniela, pero
ue me negara a disculparme con Daniela. Mi celular estaba muerto y trope
¿Por qué desperdic
una inquietud creciente bajo su ira, so
ítu
era alérgica a los camarones. Estaban ahí, brillando rosados en mi pasta, un cruel recordatorio de lo poco que yo realmente existía en su mente. Miré el plato, luego a Braulio, el hombre que a
voz de Braulio atravesó e
s, ahora tenían un destello de preocupación distante. Ni si
n la voz plana-. Sab
. Un rubor le sub
ompleto. Deja que te pida otra cosa. ¡Chef, otra pasta
o problema, el que se pudría dentro de mí, lo pasaba por alto cada vez. Llegaría un plato nuevo, pero mi apetito se
xico se difuminaban debajo de nosotros, un tapiz brillante que apenas noté. Braulio, como siempre, era un
ctamente hacia Daniela Herrera. Era joven, rubia y hermosa, envuelta e
ra una réplica de una que solía usar su abuela
ordó a ti -dijo él, c
, sus dedos trazando
las cosas más dulces. Sabe
un gesto familiar, uno que me hizo apretar la mandíbula. La forma en qu
jugando en sus labios. Un brillo triunfante y venenoso
a el próximo mes, Braulio -ronroneó-. ¿Recuerdas? Pro
io, negando
ía vendrá con nosotros. De hec
nces, con una sonrisa
s nuestra cena de an
, que suavizara la incomodidad. Pero yo ya estaba har
usurro, pero cortó el ruido festivo como un
o repentino fue ensordecedor, aplastante. Los ojos de
e qué hablas? Tu nombre es... siempre ha sid
Sofía". Cada vez, prometía recordarlo. Cada vez, lo olvidaba. Pero podía recordar el nombre de la maestra de kínder de Daniela, su tono de azul favorito, el s
una risita a
ndo dramática. Siempre te equivocas
o de socialités ricos y superf
ste 'Brenda' en la gala de beneficencia?
inter
edia andante de datos inútil
o parpadeo de calor se extinguía. Braulio vio mi rostro entonces, lo vio de verdad.
deó, tratando de alcanzarme-. No sé qu
í se había secado. No quedaba ira, solo un vacío dolo
ragándome el nud
sa, Braulio -dije,
viado, casi
mi amor.
a oportunista, dio
pasada? Te queda de camino, ¿verdad? -Lo miró ex
una pregunta sile
e alejé, pasando junto a ellos, hacia la sal

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