img Votos Rotos, La Venganza de un Científico  /  Capítulo 2 | 18.18%
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Historia

Capítulo 2

Palabras:2332    |    Actualizado en: Hoy, a las 14:11

ta de Aureli

gruñido bajo, vibrando

tabas llaman

ado en una jaula. El teléfono yacía en el reluciente suelo de mármol,

débil. Mi mente corría, buscan

s cerca, sus o

Esa mirada de... determinación

ción me

struir el trabajo de mi vida, ¿y me acusas de t

s demasiado amable, demasiado gentil -hizo una pausa, su mirada recorriéndome, llena de una con

e le creía a Bambi, la maestra de la manipulación. La mujer que había desmantelado

o matrimonio, en la cima de una montaña con vistas a las luces de la ciudad. *"Eres mi todo, Aurelia. Mi compañera, mi igual, mi alma ge

bía secado mis lágrimas cuando a Karla le diagnosticaron la enfermed

era mi

ontañas por mí ahora quedarse de brazos cruzados viéndome desmoronar? ¿Cómo podía su amor, una vez

gó el silencio. Bambi. Desde e

el sonido, su rostro contorsioná

Ba

se desplomaba en sus brazos, su cuerpo sacudido por lo que parecían convuls

a. Era un lado de él que no había visto desde los primeros días de nuestro matrimonio, cuando un accident

odo era

arte de mí, la parte que lo había amado, quería ayudar. Me moví h

do la mano-. Soy neurocientífica. Pued

amente, sus o

pujón violento e inesperado que me hizo trop

rdí el equilibrio, mi tobillo lesionado gritando en protest

a cay

a, para amortiguar mi caída. El borde de una pesada

ente por su nombre, el nombre en el que

en Bambi, su rostro una máscara de terror y devoción. Ya la e

y repugnante. Un dolor abrasador explotó det

ces fluorescentes zumbaban sobre mí, un brillo estéril y desagradabl

, con la cabeza entre las manos. Levantó la

o ilesa, su tacto sorprendentemente suave-. Gracias

amarga se me escapó, pero fue rápidamente s

ó mi

acerte daño -su voz estaba llena de una sinceridad practicada que me erizó la pie

o enviando escalofríos de re

ia. Pero estás exagerando. Bambi es solo

serio entonces. Lo había dicho en serio cuando luchó contra su familia, su junta directiva, contra todos, para estar conmig

ndo mi investigación, mis descubrimientos inspirando su imperio. Había dicho que nuestro am

aho

a vez un bálsamo, era una violación. Su preocupación, u

us labios roz

sientes,

artando mi ma

i voz fría, desprovist

ndida en el aire. Sus ojo

ia? ¿Qu

rada fija en el te

ar. Tenía que

llo del ojo. Parecía g

ue pagaré por todo. Podemos reconstruir tu laborato

on dinero. No entendía que algunas cosas, una vez rotas, nu

l abismo que crec

ejores especialistas para que te arreglen la mano -hizo un gesto vago hacia mi mano vendada-. Volverás al labor

omienzo? ¿E

esaltó a ambos. La enfermera s

na... joven aquí para ve

e dirigieron inmedia

ntarse, su preocupación por ella superand

ágil belleza. Sus ojos estaban grandes y llorosos, su labio inferior temblando. Llevaba u

Yo... solo tenía que verte. Estaba tan preocu

camente, una mano a

o en un instante, su b

do -me lanzó una mirada fugaz, casi de disculpa, luego se volvió completamente

zó una mirada, un destello de triunfo

da conmigo. Realmente no quise causar ningún problema -su vo

e retorció.

severo con un traje impecablemente cortado, entró en la habitación. Llevaba un

emasiado ocupado con Bambi, susurrándole palabras

anquila y profesional, cortando el drama e

delgada carp

as piernas por el costado de la cama, ignorando el grito ahogado de sorpresa de Javier. Mi

Él finalmente levantó la vista, su rostro registrando sorpresa, lueg

Aurelia? -preguntó, su t

ro de mí. Abrí la carpeta, sacando el documento superior. Era una solicitud formal. Una so

brieron de golpe, su fingida debilidad olv

u voz ya no era un gemido, sino una acusación estr

sonido seco

es una gota en el océano para él -mi mirada se dirigió a Javier, un desafío

evidente. No le gustaba que lo desaf

el lugar -se volvió hacia Bambi, su voz suavizándos

n fácilmente. Gimió de nuevo, agarran

algo sobre su investigación -me miró, sus ojos grandes e inocentes-. Nunca la lastimaría int

rada, su paciencia c

a tontería? ¿Ahora es

é de f

ic. Harrison, quien ofreció un asentimiento cortante-. Si no asume la responsabilidad, emprenderé acciones legales. Por robo. Po

e Javier se

, peligrosa-. No pienses ni por un

voluntades. No quedaba amor, solo una animosidad fría y

os se abrieron ligeramente al reconocer algo. La primera página, la solicitud d

udo de Bambi, de nuevo,

i cabeza! ¡Me sient

ontra él, su

jó caer la carpeta, su a

ido de preocupación. Ni siquiera echó un vistazo a la carpeta caí

i voz desesperada, teñida d

Bambi protectoramente. Me fulminó co

uerte, Aurelia. Es

rrison solos en la habitación, los papeles de divor

el Lic. Harriso

e los trámites de divorcio.

ó grav

e, Dra. De

ier, libre de Bambi, libre de esta pesadilla tóxica.

lpitando, pero mi resolución solidificada. Necesitaba llegar a

a en una lujosa bufanda, una leve sonrisa jugando en sus labios. Me vio. Sus ojos se entr

u voz goteando falsa simpatía-. P

triunfante, envió una sacudida

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