ista de Ji
do durante años. Quería irme, escapar del aire sofocante de su drama familiar fabricado, donde yo siempre era la villa
na barrera repentina e intimidante. Su ex
a, un
modamente hacia Karla, que ahora estaba "dormid
posgrado. Su tesis vence pronto, y co
ndo que la implicaci
tienes el mismo enfoque de inv
na orden velada que siempre conducía a mi propia anulación. Sabía lo que quería decir
al que yo había anhelado entrar pero del que me aparté. Karla, la perpetuamente "frágil", siempre había necesitado una escritora fantasma, una sombra para asegurar su éxito académico. Incluso había
ños en los que había vertido mi alma, y lo presentó como propio para una codiciada pas
construida. Sabía a ciencia cierta que ni siquiera la había empezado. ¿Para qué
la, su voz goteando con la familiar y manipuladora preocupación-. Está
mi pecho se oprimía, un dolor familiar floreciendo detrás de mis costillas. Era
l, el esfuerzo me costó
después de que yo me haya ido?* El pensamiento era morboso, pero e
iluminó, una oleada
Sabía que lo
tín, sacando un document
do tan inspirada por tu trabaj
arla, su mirada l
os y sabios. Tomó la tesis de manos de Alex, una sonrisa de suficiencia torciendo sus labios. Luego, ca
us labios rozando
murmuró, acarici
lpecito juguetón en el brazo, sus mejillas sonrojándose. La escena
dencia no hubiera apagado mi espíritu, habría rugido de furia. Habría gritado hasta que las paredes temblaran, hasta que su paz fabricada s
rrastrándome más hacia el abismo. Risas, ligeras y despreocupadas, me
ar, que antes era un remanso de paz, ahora se sentía como una tumba. Miré mis pertenencias: mis bocetos de arquitectura,
ara que lo torcieran en su narrativa. Metódicamente, junté cada objeto personal, cada rastro de Jimena Garza, y los metí en grandes bolsas de bas
ermedad degenerativa, el asesino silencioso que me había estado carcomiendo durante meses, avanzaba rápidamente. El
ndo por aire. *Realmente me estoy muriendo*. El pensam
aba descansar, reunir los últimos vestigios de mi
estrellándose contra la pared. Alex estaba en el umbral, su rostro contorsionado por la rabia. Detrás
su voz temblando de furia e incredul
alándome con un
uel! ¡Quier
murmuré, mi voz
te, sus ojos llameantes-. ¡Dejaste a propósito que
stro grabado por la desapro
sí a tu hermana? ¡Después de t
ayéndola más cerca, como para p
o habían hecho. Real
me invadió. Esto era todo, entonces

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