ista de Al
orsionó con una mezcla de ira y algo que no pude descifra
ó, su voz aguda, despectiva-. No eres familia. Eres mi
iteración de mi estatus, fu
-declaró, su voz fría
iéndome. Había esperado esto, me había preparado para ell
eca-. ¿A dónde exactamente
de una amargura que me sor
na exhalac
a. Está completamente amueblado, todos los gastos pag
iscutiendo una transacción
Su planificación meticulosa, su eficiente eliminación de mí de su vida, envió un escalofrío por mi colum
o? -pregunté, mi voz apenas un susurro. Una te
ada desviánd
de contingencia. Por si alguna v
samente elegidas, pero la v
osamente mi eliminación de su vida, incluso mientras yo me aferraba tontamente a la esperanza de su amor. La revelación fue un puñetazo en el estómago, dejándome sin a
en lo más profundo. El dolor era tan profundo, tan absoluto, que me robó el aliento. Quería gritar, arremeter, pero
mi voz plana, desprovista de emoción. Solo
lexible-. A primera hora de la m
. Me di la vuelta y me alejé, mis hombros rígidos, mi cabe
opia gastada de mi novela favorita, sus páginas con las esquinas dobladas y manchadas. Una fotografía descolorida de mi papá y Ricardo, riendo, sus brazos alrededor de l
cho, su voz suave. "Y ahora, estoy aquí para ti". Esa foto, ese gesto reconfortante, se había convertido en un símbolo de nuestro
os recuerdos también. Todos ellos. Cada pizca de esperanza, cada hilo persistente de afecto. Tenía que s
elo a Monterrey está reservado para el miércoles por la mañana. La llave de
iré la maleta empacada apoyada contra la pared, un símbolo de mi n
equeña maleta por la gran escalera, sus ruedas retumbando suavemente sobre el mármol. Ricardo y Cris
rzó una
z era empalagosamente dulce, un velo delgado sobre su alegría triunfante
liqué, mi voz fría y uniforme-.
a dar la s
mano. Sus dedos rozaron los míos, un contacto fu
ijo, su voz plana, sin
¿Cuál era el punto de luchar? Me i
Ricardo mantuvo los ojos en la carretera, su mandíbula apretada. Desp
a está bien ubicado. Cerca de
borrosas. Sus palabras, destinadas a tranquilizar, se sin
eve exhalación
para lastimarte. Siempre fue para ser un lugar para
vulnerable,
adosamente construidas, sus intentos de suavizar el golpe. Sus palabras
suave ahora, casi suplicante-. Para las fiestas. Para
labras en el pasado? ¿Cuántas veces me había aferrado a sus invitaciones casuales, esperando más? P
desprovista de emoción. Era una corte
dio. Una melodía familiar llenó el coche, una suave y melancólica canción indie que solía amar. Lo recordaba.
piedra rojiza en una calle tranquila. Apagó el motor, sumergiéndonos en un
e, mi voz firme. Recogí mi pequeño bol
mí, sus ojos b
de algo que no pude identifi
dido, como si me vi
fantasma de una sonri
soy. -Mi voz er
i imperceptiblemente, sonrió.
. Vendré a visitarte. Lo celebrarem
esesperado de aferrarse a una
ometedora. Sabía que no estaría allí. Llegaría a un departamento vac
hasta que estuve dentro, hasta que la pesada puerta se cerró detrás de mí. E
reció de la vista, saqué mi teléfono
o con una feroz y estimulante sensación de libe

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