e vista
era rojo. No solo rojo, era un ca
r de un
mpleaños de Sofía. Quería exhibirme como un trofeo, para
sobre la cama, un cha
o vintage de Givenchy. Cuello alt
gro ónix. El
l murmullo en el salón de baile se
con un vaso de whisky en la mano. Sofí
o que vestí
Yo parecía la viuda en
o. Sus ojos se oscurecieron, fríos y letale
-dijo cuando llegué
ntemente alto como para que el S
ofía, aferrándose al brazo de
matrimon
onando con fuerza el nervio sensible. -S
la habitac
re la multitud. Durante una
o me aparté. Pero cada vez que Dante giraba la cabeza, sus ojos buscaban
rraza. El aire nocturno era f
ás aver
vuelta. Cono
alaustrada de piedra, su vestido blanco bri
e vestid
Odia la traición. Lo cual
iendo adelante. Fuiste una perra callejera que recogió. Se sintió bien salvándote. P
ajo mi brazo. Dentro había una pequeña nav
je, mi voz baja-. E
y dulce-. Me contó lo que esos hombres te hicieron. Lo usada que estabas cuando te enc
o sabía. Lo que significaba que él se lo había contado. Había
mi visión se nubló
as puertas de cristal. La fiesta estaba en pl
cosa malvada
esto
nía el bolso. Clavó sus uñas. Luego, con un movim
eaccionar, abrió el br
procesar lo que estaba pasando, deslizó la
sangre brotó al instante, cruda e
llido espeluznant
¡Dante!
pies y se desplomó en

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