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Historia

Capítulo 5 Una gota de culpa

Palabras:1136    |    Actualizado en: 15/06/2021

soñé, para mi alegría, todavía estaba en la habitación. Giré la cabeza hacia un lado y vi que el lugar contiguo est

su casa. A su esposa. Al pensar en esto, me sentí inmediatamente picada por una punzada

osa conmigo (a pesar de que ella ya estaba por delante de él), y todavía me molestaba que él regresara con ella. Per

brí de inmediato. Este era el

l está pagado. Vuelve al trabajo por

me hizo sonreír al menos un poco. Después del desa

n Edward. ¿Se comportará de manera diferente conmigo? ¿Los c

spuesta llenaron mi

hos compañeros se alegraron de verm

te se acercó a mí con una mirada ind

ira. Ponte manos a la obr

cuando le lanzaba miradas interesadas, pero Edward

ado en tan poco tiempo? ¿Realmente no está inter

cidad y me dieron la esperanza de una relación completa con

con tristeza, resultó que

lvira, ¿pue

estaba muy avergonzada.

y tuve que forzar mi oído para

obe

ue cerrara

obe

undió sus labios en los míos. Yo, sin esperar tal presión, casi me asfixio mientras me to

spiró en mis labios. “¿E

repente en

istente, mirando la salida con algo de ansiedad, ha

spuesta, ¡y me entreg

estidas excitaron mi sangre, y la cómoda de la oficina se balanceaba de un lado a otro gracias a nuestros

da desde el teléfono del trabajo, coincidieron en el tiempo. Bajo

ada con aire tranquilo. Inmediatamente tuve la sensación de que no era la primera

todo, salí silenciosamente de

asó con tal aire como si volviera a casa. Me quedé

diato desplegó toda una mezcla de sentimientos: alegría, tristeza, am

! Sería mejor que lo viera. Entonces no te

se me

Y cierra la pue

ando que no vie

ágrimas se secaron, se volvió un poco más fácil.

lo hubie

en la oficina de Edward. Era como si no pas

le?” Pensé. Pero después de un par de minutos,

de horror. De hecho, ¿por qué no? Aunque estab

o que ya no tend

as yo estaba como hipnotizada, y escuchaba este desagradable gemido. Sof

h! ¡Si! Sí, quer

ro por alguna razón, realmente quería ver ¿QUÉ estab

en silencio. Comprendí con la cabeza que eso me haría mucho daño, pero no pude evitarlo. Afortunadamente, o vicev

e mis ojos, que pareció clavar u

za echada hacia atrás con los ojos cerrados. Había un evidente plac

lí corriendo de la oficina. El rostro de esta mujer afortu

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