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Historia
Neblina: Año Cero

Neblina: Año Cero

Autor: Rhommer
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Capítulo 1 La Neblina

Palabras:2397    |    Actualizado en: 19/09/2021

ven muchacho de 16 años se levanta como siempre, él no es como los demás, él puede ver lo que los demás niegan cada día, él ve lo podrido de su mundo. Se levanta para ir a la

enía solo tres años y medio, no podía recordar como era su rostro y apenas recordaba su voz, no sabía casi nada de su padre o cómo fue su vida con su mad

solo provocaba que el índice de delitos en todo el país aumentara con cada día que pasaba, sobre todo en los estados pequeños, él vivía en uno de esos estados por lo que ya era algo normal escuchar de asesinatos, violaciones, robos, crímenes racistas u homofóbicos, pedofilia, tráfico humano y una lista que solo seguía en aumento. Washington D.C. estaba podrido y el resto del país no estaba mejor, tal era la situación que muchas personas se fueron con algunos familiares que tenían en el extranjero, pero el mundo era un sitio aún p

casado; entre otros más insultos eran los que se escuchaban todos los días en sus clases ¿Por qué? ¿Por qué siempre tenían que molestarlo solo por ser diferente? Nunca supo por qué lo hacían, pero con el tiempo había conseguido acostumbrarse a los insultos que salían de la boca de todos aquellos ignorantes. Su canción favorita era una que hablaba de la soledad, se sentía identificado con ella, a veces incluso sentía que la canción hablaba de él, su vida era muy solitaria, casi no tenía amigos y l

aba un mal presentimiento, pero no sabía que era; entonces

la,

sta con algo d

ro algo me da mala espina

bién? – Pregunta

que veo no somos los únicos – Dice mientras v

ta John mientras trata de aver

callado de lo normal? – Preguntó Mike mi

ta sin decoración, se la pasaban gritando, jugando, y demás cosas que sus compañeros hacían para matar el rato, y para quedarse sordos en el proceso,

otaras – Dijo John finalm

vado aprendes ciertas cosas – Respon

re las mejores notas, hasta donde John sabía su nota más baja había sido una B+, pero la

tranquilo y no tendré a ese idiota de Wilson molestándo

ema tiene contigo? – Preg

de mierda – Respon

está todo, creo que hasta me asusta –

Responde John, también

n el estómago que lo tenía con los nervios a flor de piel, pero no era el único, Jessica, la chica que lo tenía en las nubes, se frotaba las sienes y la frente como si tuviera una fuerte migraña, y Mike no paraba de rascarse los brazos como si de pronto una colonia de hormigas estuvieran caminándole encima, hasta estaba usando un lápiz para rascarse, de pron

se sentaba – Están más nerviosos que mi papá cuando se to

John fríamente – Hasta m

co más de energía – Wilson y su pandilla de

ue le pasa a todos – C

a Jessica ¿no?

e John mientras su

qué solo nos afecta a los estudia

ecir? – Pregunta

ponde Mike con seriedad – Actuaban de forma

luego le da un golpe suave detrás de la cabeza – Son “adultos”, ellos siempre están pr

iejo, pero pa

ra terminar alguien se

más estúpidos? – Dijo la figura mien

Wilson! – L

Responde Wilson burlándose, mientras unas

a John con ira mientras se par

ienes las pelotas para hacerlo – Res

star? – Contes

pudiera lanzar el primer golp

COR

LA MALDIT

ENNOS

e salir del edificio, se notaba la desesperación en sus rostros, pero ¿Por qué estaban desesperados? ¿Qué estaba pasando?

JES

ponde Jessica con mied

ación, no se dio cuenta de que había

estaba cubierta por una gran nube de color purpura que se dirigía hacia su escuela, cuando John volvió a mirar la cara de Jessica vio una lágrima deslizándose por su mejilla refl

AN LA

tudiantes desesperados. Mientras que la niebla devoraba todo a su paso, no se detenía, era como un tsunami que arrasaba con todo en su camino y no parecía querer frenar. John se dese

puertas de aquel edificio eran de metal y los maestros por alguna razón estaban bloqueando la salida y no decían nada, se mantenían callados y solo emitían gemidos de esfuerzo mientras em

NSE A U

salieron corriendo en una estampida desenfrenada buscando escapar de aquella nube purpura, pero ya era muy tarde. La nube se posó sobre todos en esa calle, maestros, transeúntes, niños, estudiantes, de pronto todos los muchachos comenzaron a toser, algunos hasta vomitaron, los jóvenes se quedaban sin aire, tosían y el aire no llagaba a sus pulmones, cuando algo más comenzó a suceder, gritos, los gritos invadían toda la calle, el dolor, era el dolor de los cuerpos que se retorcían y se quedaban sin aire, John cayó de rodillas al suelo, agarrándose la garganta tosiendo, buscaba el aire que tanto le faltaba, pero era inútil, no había

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