img La mirada de mi bailarina  /  Capítulo 5 ¿Bailarina | 33.33%
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Historia

Capítulo 5 ¿Bailarina

Palabras:1707    |    Actualizado en: 29/10/2021

ste; Dios no ju

*

. Sin embargo, Santiago podía intuir cuando aquella chica extraña lo miraba de soslayo ¿y cómo no? El castaño la estaba mirando fijamente, atento a su danzar, aprovechando la poca luz qu

para cambiarse el calzado. Santiago buscó la hora en la pantalla de

a y me canso» pensó el much

hacha ya de pie y vi

quedado alrededor de dos horas

ó como respuesta algo m

na sonrisa que ni ella

¿acaso no te

e se había acostumbrado a él, pero pensándolo bien, sí le dolían mucho l

hech

, no hallaba respuesta coherente. No creía en las bobadas del amor a primera vista, aunque sí en la atracción a primera vista. Pero, ese no era el caso, ya que el primer sentimiento que cruzó a la chica cuando vio la silueta de un hombre entre sombras, fue el sentimiento del miedo, no, lo que sintió fue pánico ante tal visión cuando el día anterior había divisado a

ar callado? —di

Digo no —

jó la vista

estás aquí

aló sonoramente —. Escu

Ésa fue tu excusa de aye

oy? ¿Había que

ente, cosa que no había hecho hasta el momento. Con el celular le alumbró el rostro para

frotándose los ojos— ¿Qu

ojo

ser testigo de un

o desprecio, o, al menos no lo exteriorizaba ¿Por qué tenía esa idea de un fenómeno

ojos más hermosos qu

asculló despu

isto Heterocro

atos... No e

ciente del tema alrededor de toda su v

iste tu nombr

sorna. Otra vez estaba en plan medit

que le parecía muy ordinario

s modernas y... Person

cuché alg

e observa. N

espectáculo de danza tal como el ballet con infl

scuchaste —frun

he visto en la tv a niñas vestidas de rosa c

ensaba —sonrió de medio lado e hizo algo pec

e la chica causaron u

izada —voceó en conjunto con

lo que ya acostumbraba antes de... —se interrumpió a sí misma. Le dedicó una mirada resentida a quien la escuch

tú respondiste —se encogi

un entr

de procesar lo q

tiempo —hizo énfasis—. Tú comenzaste a hablar de más. No es mi culpa. Y n

a los ojos, que reflejaban estupor. Nadie, salvo su padre,

les perfor

...

absurda disculpa de Santiago.— Tengo

se estado de pasmo que no la dejaba ejercer su actitud apática. Al notarse cambiada, se dijo que ya er

Ya en la puerta del salón su teléfono resonó y la pantal

El

Si eres una nena

e estupid

s a venir

te estoy llaman

o vístete

é no, Santiago acordó esperar a su amigo

metiéndose volver al día siguiente, au

*

abello afro— ¿Tus amigos tambi

ía comenzado a molestar a la cuarentona. La madr

s a ponerte a

timenta— ¿Pueden estar

por el suelo, resultado de haber desempacado la nueva vajilla en el último momento. Karen pensaba poner todo en orden cuando estuviese arreglada, pero al esc

te. Había pasado por un matrimonio penoso en sus últimos años con el padre de su hijo. Santiago recordaba ese tiempo: "papá comienza a menospreciar a mamá, mamá se queja, papá le grita, papá no quiere y e

al salir con un vestido liso de

smo tiempo que su hijo decía «Hermos

? —el chico negó—. So

¿desde cuándo ti

manos que le habían dejado a su madre en la recepción y que el ordenanza les llevó. Santiago aprovechó los diez minut

El timbre sonó y fue Karen quien atendió mientras los chicos aguardaban desde el comedor. La voz chillona de una mujer emocionada rasg

de August, el hombre que las acompaña

ilar

tes —afirmó Eliot sin d

los ojos de la rubia, la cual se había manteni

*

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