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Historia

Capítulo 3 TRES

Palabras:3490    |    Actualizado en: 30/10/2021

pizza!

espalda de Max. El toma aire al s

—contesta extrañado mi abuel

eso

a es mejor hacerle caso a

ces tant

por la vereda,

van caminado M

quier cosa, hemos hablado de puras trivialidades, pero se siente tan bien la co

a un mundo tan bonito, lleno de bromas y pasatiempos. Estoy tan acostumbrada a ellos que nunca

mpre fui y seguiré siendo rara, la chica que prefiere tuercas y tornillos antes que zapatos y vestidos; ellos siempre han entendido que ser diferente no me hace menos especial ni menos import

uelta y vaya a casa —dice mi

amos Max y y

nos acercamos a un banco que está

lavada y viejos columpios, los cuales están totalmente oxidados, asientos de plásticos con las respalderas llenas de grafitis de art

te. La luz que brinda la vieja columna de cemento es tan tuene que es imposible adivinar si seguirá alumbrando o estallará dentro de dos segundos, mientras que la luna es acompañada

a seguir? —pregunta Max, cor

n Ingeniería en Automotriz —c

os pasos de tu ab

enorgullecerlo con eso. ¿Te parece una buena idea? —pregunto le

que jamás se me

lico. Vuelvo la vista

ra tu vida? —inquiere. Siento

—ase

da, fue lo que le dio sentido a mi exi

motocicletas —asegura—, en fin, en todo lo que tenga ruedas, si ese es tu sueño arriésgate por él

o lo cre

manos del rostro y

abe la m

la cabeza en el hueco de se hombro y cuello e inhalo su aroma a cuero y vainilla. Él

, mi pequ

dando como lo llamaba cuando Sara nos obligaba a jugar co

sto, peluq

mbiamos varias bromas hasta que nos encontramos frente al nuevo portón verde de la ent

onde se encuentra mi familia viendo en la

gué —co

olpe en la cabeza lo que le regalo a Sara, ella me devuelve el golpe en el

enar? —pregunta mamá

a mi abuelo—, Mart

hermana— Max no se perdería

l sofá de cuatro personas cerca del reposa brazos izquierdo, donde se e

Sara y coloca una película de los ochenta. Mamá

e dice en un susurro, asiento manteniendo la vista en e

, apuesto que este es el suyo, se que

iéndonos callar, dejamos l

cambio de ropa por una camiseta cinco tallas más grande que la mía y l

—pido estando debajo del

nde una voz conocida, pero que no pertenece a Max. Me desli

iota de la otra noche —come

volveríamos a v

los lanzo encima del

decir— ¿Y que t

rvicio mecán

s para ver su auto pe

algo con

ctas condiciones, por lo que

o pero solo lo dejo pasar—, verás, quisiera hacer

ontesto—, ¿e

deciente deportivo se encuentra Max, admirándolo

grito— Una f

s un auto —dice so

ra mañana? —pregunta el

ue yo tengo mucho trabajo —digo— pero Max

cabado con lo demás así que podre encargarme

o en modo de saludo, y este

el otro día se me rayó en la puerta izqui

to mañana a esta hora —dice Max

con confianza. Vendr

—ace

lindura —se despi

lanza la llave del auto a Max, luego gir

onde el abuelo hace su aparición ignorando los gritos e insultos que lanzo a mi amigo. Una vez con los

go jugamos una partida de póker, en el cual pierdo 50.000 Gs no es mucho pero… ¿A quién engaño? De solo recordarlo me sigue doliendo. Cuando todos

se puede ver que tienen actitudes similares, Darcy por un lado se cree superior por

o a los brazos de Morfeo, soñando con u

go me deposita en una superficie blanda la que supongo es mi cama, me arropa y luego sale de la habitación, no sin antes darme

r, al menos por mi parte, porque para Max es todo lo contrario, aunque el auto del riquillo no necesitó más tiempo de lo pensado, seguía teniendo pedidos por terminar, y eso se debe a su

az de comer tres platos de seguido y aún

pregunta de Max me suena más a u

omandante —acepto

r a almorzar —explica—, ¿te par

comemos junt

ido juntos, es una costumbre salir a comer al puesto de comida rápida de Don Otacio, ademá

a los cachetes— No seas mala —Me los aprieta y yo

hoy —apunto con el ded

se acerca a mi abuelo, cruzan unas cuantas palabras

ás como sola, o al menos sin la compañía de Max, a no ser que su madre lo

Óscar a la mejor D

vídeojuego llamado POU, se trata de cuidar a una papa como si fuera una mascota, en la

ntrándose al taller, levanto la cabeza y me encuen

tiene nada que env

blanca, remangada hasta los codos, lleva los dos primero

es que Dios le puso tanto esmero a u

ven —alaga recorriendo

pues llevo unos jeans rotos en las rodillas manchado de grasa y u

ero bien que en el fondo estoy dando s

l papel que Max me de

300.0

tarjetas d

las que yo llegaré a tener alguna vez en está vida, y es

saliendo de mi tranc

es —Me pasa tres bille

te haga

o, pero me detengo al darme cuenta de que no sé s

es tu

me contesta con un

tu preferencia —Agarra el recib

horario d

a hace tres mi

podrás aceptar ir a d

sugiere—, por cierto no a

alo, además me han dejado plantada y este chico me

dia hora, luego tengo que volver

ecto.

xclamo— Ni siquie

como sabiendo algo que yo no. Lo miro

iss —dice como si

rprendida, no recuerd

n —explica. Lo sigo mirando confundi

idado. En la tarjeta aparecen lo

sobre una mesita a su costado. Enciende el auto y nos montamos en él. Pu

adio, en la que suena una música latina.

tros se han ali

uándo tra

rgue de romper el hielo, porque yo soy un asco para

su pregunta—, ya ha pasado tanto tiemp

esura a añadir—. Distinto a lo que te di a pensar

upes, estoy

y aparta la v

brado, no tiene nada de raro que siendo

veces la gente se olvida que tiene una vida

espondido —recuerda—,

quierdas—, no digo que fuera fácil, y más al ser mujer, porque todos se esmeraron en juzgarme como si ser mecánica me convirtiera en escoria, pero nada me detuvo, jamás me rendí, y hoy por hoy puedo decir orgullosa q

siona tanto lo que hace, es más, creo que na

ocación en lo q

tengo que hacerle una seña para

? —sigo habland

T

o. Siento toda la cara caliente, maldigo mi color de piel, po

ue me sonro

ro me gustas como persona —aclara. Me alegra escu

apenas me

rgonzada ante tal aclaración—, en el buen sentido. Se nota el tipo

lase de p

Deja el auto aparcado a un costado de la acera—, accediste estar aquí conmigo a pesar de la manera en que

los labio

persona. Una persona con la

habían d

l q

mi forma de ser —miro mis manos mientras jugueteo con mis dedos en un tic n

e pierde de

mía y entrelaz

asia, ellos s

ese, pero no voy a negar que aun así me sentí un poco rara porque desencajaba de lejos con él, pero supo Como sacarme conversac

r rubia con el doble de mi edad, tal ves unos cuarenta y alg

mi abuelo, me corrijo, est

bajo del auto. Cuando se pierde entre los demás

e notan ambos por lo que no pue

sa a

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