img Querido, Sol: Sáname.  /  Capítulo 2 ¿Dónde está Kiera | 40.00%
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Historia

Capítulo 2 ¿Dónde está Kiera

Palabras:2277    |    Actualizado en: 01/11/2021

ra en esta casa, las luces son bajas y la músi

r mi sistema, no le doy una tarea fácil teniendo en cuen

el lugar como un halo invisible, a lo mejor hasta se mezcló con el humo que expiden los

arta vez en la noche—, pronto alguien llam

go intenciones de p

y se deja caer en el sofá, de don

be que yo vendré y se pasa toda la noche cuidándome. Los primeros tiempos me pareció irritante, aho

to a ella, aparto a un idiota que la está vio

ómo siempre—, no sé cómo sop

go—, si no te gusta no ten

jaría sola, estas c

tilado, lo hice la semana pasada

lastima que siga luchando para que salga del agujero en el que estoy, pero no se pue

na mísera agua. El ardor ya no está, mi garganta se hizo tan am

terminarás en u

a, a lo mejor

tá matando, ¿dónde está mi amiga? Yo la quiero a ella, no a está copia ba

ire por la n

dicha por ti, por mamá y por papá. Est

sé que e

eg

sa cuesta. Se golpeó el

Mira a su alrededor— También bailaba con es

umí

itaba. Tú no, tú bebés y mald

dad. Sash, deberías estar en tu casa, durmiendo como áng

os ojos empañados— ¿Qué no te das cuent

decirle que el único amor que me

o—. Vete a casa y deja de preocu

atía, creo que la busca en balde, todos mis sentimientos

o y un mentiroso, no pudieron estar más en lo cierto. A mí el alcohol me hace recordar lo que me prome

mojan la cara mezclándose con el sudor. Lo que antes era diversión ahora

rosa erección me golpea el trasero. Me aparto de un empujón y lo encaro. El blanco del ojo lo tiene ro

ete —e

vertir. —Su asqueroso aliento me da de ll

n paz, de

y le pega a su cuerpo. El olor de axilas mezclado co

l medio» me re

la voz dura. No lo dejo contestar e

a con la voz entrecortada. Le ens

a desde atrás. La ignoro e ingreso a la única habitación que encuentro abierta, la entrada del baño está libre e ingreso sin esperar más, apenas abro la tapa del váter y todo lo que consumí sube por mi

s bilis y luego solo son arcada

comía la hamburguesa q

udado. Me quedo sentada en suelo mirando un punto cualquiera, de repente algo gotea

o—, una saco de estiérc

ha a mi altura y aparta el flequillo

es? Siempre es lo mismo, y

o me dejara

? Nada pue

bilis que me quedaba, todo el esófago me ar

re te ve de esta manera te l

ya debería de estar acostumbrada, al igual que todos.

ue no lo aceptes eres i

ojos no me ocultan el matiz de dolor que cruza por su rostro— Ya no

tenemos la

dolor. Quiero que acabe —musito. Sus brazos le envuelven conteniendo los temblores que trae el llanto, hubo un tiempo en el que creí que las l

a casa

edico mirar las luces de la avenida. El cielo está nublado y no deja ver ni una estrella, me alegro por eso,

el auto a la cochera de su casa, me tambaleo al salir del

de huéspedes y caigo rend

uelto un gruñido y me tapo la cara con una almohada, la cabeza me está p

o, me ducho arrebatando de mi piel el sudor, el maquillaje y

e la coloco omitiendo el sostén dado que el que tenía está lleno de vómito, luego

a Sasha y a Daniel desayunado mie

udadera —hac

respondo dejándom

érmela, no vaya ser que

piento al instante, un q

para la

án solos porque sus padres están en otro estado por motivos de trabajos, un verdad

rminas con resaca? —le pr

responde ella

ión y termino de desayunar tratado de despejar la me

cina. Sasha debió cuidarlas anoche porque no recuerdo la última vez que las tuve bajo m

mos antes de media noche y que te q

oca en una s

o de la mañana aho

aste llorando como la úl

ás tú si no cierras

manos en s

le digo a Sasha—, y por to

, cuí

Detengo mis pasos justo frente al caminillo de piedra que lleva a la entrada, desde aquí se ve mi ventana y justo a lado está el árbol del roble, ese q

lo y lanzo las llaves sob

el paso hacia las escaleras, no quiero saludar a

unta mamá. Suelto una maldició

legar. Estaré e

te directa, no estoy com

ra aquí u

de

es una orden que no puedo simplemente no c

de azul media noche que combina con su piel oscura. Ahí es donde ambas contrastamos, do

vestido con una camisa celeste que se le ajusta a los bíceps y u

h, ella es m

a en mi dirección. Sus ojos grises se queda

iende la mano cuando lleg

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