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Historia

Capítulo 2 Capitulo 1 Parte uno: El tigre blanco

Palabras:6532    |    Actualizado en: 02/11/2021

os más tristes esta noch

zules, los astros a lo lejos. El vient

tros brillan a lo lejos, azules, solo hay silencio y

ristes esta noche. Yo la quise,

esaparece rápidamente, mis palabras apenas llegan a oírse, casi

e entre mis brazos. La besé tan

olo recuerdo su mano cálida en mi frente mientras recitaba el poema, Neruda, me decía, aqu

bién la quería. ¿Como no haber

sa sin ella. Pensar que no la t

rder algo que no se recuerda

no está conmigo. Eso es todo. A l

, y a lo lejos nadie canta;

me entra a esta hora — ¡Aleck! — me grita de nuevo la voz, ahora más cerca. Me incorporo de un salto — ¿me o

digo suspirando con resigna

mpado, como toda la ropa en la nave, neutra. Se trepa por completo y camina hacia mí. Está descalza y da pequeños brin

o sin e

apá te de

el pelo alborotado amarrado en una fracasad

star durmien

podía dormir,

ca pued

as ir al

estar despiert

go a sentarse junto a

llo es suave, un rosa claro que se riega a pinceladas por el cielo, ataca al frío del desierto en la mañana ahuyentándolo,

ara tener esperanza, para pensar que las cosas pueden ser mejor. Un poco mejor, que mi situa

me dice al ca

runce el ceño, como si hubiera cosas más importantes

ene ventana —dice, r

de piel muy clara y ojos negros. Es mi prima, y aun no puedo comprender por qué no n

e descubre

ico con la mano. Arquea una ceja. Es su manera de decir: me agradan tus payasadas, pero tengo que conservar una reput

cuenta de todas maneras —Pero un fantasma bonito— añade, poniendo un pequeño puchero para tratar de rem

ue eres feo o raro, es más, he escuchado a las personas murmurar cosas

preocupaba la gente de antes de la guerra, de su aspecto? Medito por un segundo acerca de mis pensamientos y llego a la conclusión de que sigue siendo una inmadurez. La gente del p

o sin apartar la vista del sol que nace. Ella siempre está con las chicas grandes, mayores de quince o a

l colocado cae entorpeciéndole la visión —las cos

ue soy u

menos de que hablemos de chicos — agacho la cabeza ignorando su comentario, es mi man

intentarlo— me sorbo los mocos

e enderezo colocándome frente a el

ómo

é si

ria

nita y unos ojos fantásticos— asien

o a que continúe con

to, eso la hace enrojecer, seguro estoy más rojo que ella. Pero es mi primita pequeña, la conozco desde siempre y estoy casi seguro que está mintiendo respecto a que soy guapo, ninguna chica me habla, al menos ninguna de

nríe y asiente como diciendo: te aman Aleck. —¿Se me nota

oche yo no lo sabría, y los demás, pues… la gente lo murmura por ahí, aunque tampoco es que les import

interrumpo, no quiero discutir sobre eso, a

es lo suficiente para que ella entienda qué significa ese término, pero si ellas lo dijeron tiene sentido, una vez se acercó una chica, quería algo de mí que yo no podía darle, me negué argumentando una babosada, seguro se los dijo y por eso sospechan, pero no quiero pensar en eso ahora, no de nuevo, hoy hay un tema más importante —papá te desea suerte en la selección— me dice después de un rato tomando mi mano en su manita y apretándola, está tan tibia como la luz del sol

contonea con violencia, nos sacude hacia la i

mos, nos miramos a los ojos por unos se

ue se desprende de la pared de piedra roja, vuela por el aire con la misma fuerza con la que me tiro hacia un lado con Marian y aterriza donde estábamos, a un metro de donde caemos. Los fragmentos de roca se estrellan contra la superficie de metal oxidado del arca, del tamaño de puños y cabezas humanas, se chocan contra mi es

uentren a la hija y el sobrino del general infringiendo la ley. Abro la escotilla y ésta emite un chirrido agudo. Meto a Marian. Las sillas y cosas que ella ha acumulado para alcanzar la escotilla que está a más de dos metros de altura yacen dispersas por todo el pasillo. Me lanzo cuando

a Marian. Me en

Qu

aso los dedos por el cabello. Por poco nos descubren —como u

—murmuro —un tigre blanc

la puerta, me aparta para pasar y sacar la cabeza un poco para asegurarse que el pasil

un traje elegante y de fondo se puede ver la bandera de uno de los antiguos países, una fotografía de él, de cabello negro rizado y ojos azules, asumo que no tendría

pasado de un arca a otra haciendo la prueba de aptitud a todos los graduados para asignarles un trabajo, pues, según ellos, una persona trabaja mejor en lo que sabe hacer que en lo que le gusta, aunque la verdad para mí no tiene ningún sentido. Talvez tengan razón. ¿quién sabe? Hoy al atardecer será la selección. Ellos dos decidirán el destino de cada graduado, se basarán en la prue

cas de supervivencia, atletismo, uso básico de armas y armas blancas, defensa personal avanzada, matemáticas y memoria. Mis peores puntajes fueron economía actu

nudarme. En mi habitación sólo hay una cama, un espejo de cuerpo entero que tiene rasguños y partes despegadas, sin contar con varios pedazos falt

, supongo que a eso se refieren las amigas de Marian, seguro eso me hace más gay, pero no soy el único, Pol también tiene un gran trasero, lo he visto en las duchas. Elimino ese pensamiento de mi cabeza, antes de que la erección en mi pene se haga incontrolable igual que todas las mañanas y me siento en la cama sin apartar la vista del espejo. Ahí acaba mi parecido con la gente normal. Mi cabello blanco como la leche no es tan lacio, eso ayuda a que cuando está demasiado largo no me descuelgue por la frente, sino que se amontone un poco. Mis cejas, pestañas y barba son exactamente iguales, has

o soy u

oco u

…………………

, toda esta arca es una gran bomba de tiempo. Sigo caminando por el pasillo y cuando llego a la esquina me detengo frente a su puerta. ¿debería tocar? ¿debería gritarle en la cara lo zorra que es? ¿Gritarle que creí que era mi amiga? La puert

estas horas? — mira para ambos lados. Es más pe

parecer te equivocaste de habitación— se vuelve para mirar la p

do. Me quedo mirando el numero de la puerta, recordando. ¿cómo pudo pasar esto? ¿cómo pud

su piel morena parece aún más oscura en c

perabas? ¿al ter

o no me lle

ue— hago el gesto de contar dinero invisibl

rno y nos da dinero— se saca de en medio de los p

? — le pregunto asquead

a. A demás, era esto o morir de ham

o soporto escuchar los gemidos de tus clientes de

giña un ojo, hace ademan de entrar de nue

hacerte mi amiga si lo único que querías era que te llevara a la cama? ¿acaso sólo querías acostarte con el fenómeno de la nave? — me sorprende lo relajada

de nieve? — siento la ira subir a m

per mi corazón de esa mane

lleno de felpa. Tal vez tu problema no sea la inmadurez… En esta vida a estas alturas todos maduramos más rápido de lo normal —eso último lo dice más bien para sí misma, me mira a los ojos — el problema es que te sientes tan ridículamente sólo que te aferras a cualquier muestra de cariño— me quedo sin palabras. Ella continúa —¿sabes cómo puedes comprobarlo, ve allá afuera, deja de parecer tan ama

o conmocionado, pero

rancado en el pescuezo. Lo siento si soy dema

mí entonces? —p

ría el futuro asegurado, pero aparte de que confundiste mi acercamiento con una muy since

le digo y doy la

te gustan los hombres, pero a nadie le importará en todo caso, a nadie aquí le importa quien vive, quien muere, solo no piens

el clic de la puerta me

hizo cargo de mí, pero al cumplir los dieciocho ya no somos su responsabilidad, pero mi tío nunca me desamparó económicamente, y a

tal vez Jina tiene razón, ¿Y si nadie m

quisieran caerse. Todo en esta nave parece que quisiera c

tes aparecieron de nuevo, en silencio, los fines que parecían insalvables y que fueron superados regresaron. Luna, una de las arcas, pereció ante una grave y contagiosa enfermedad con más de trescientas personas a bordo, Nunca

a mirada al verme pasar, se abstienen de saludarme, se cansaron de esperar una respuesta que no llega nunca, supongo. No es mi intención, pero cuando era pequeño los niños siempre me llamaban para burlarse de mí. Desde entonces no contesto a

za me atrapa. El verde me llena los ojos, y cuando cierro la puerta me recuesto en ella respirando profundo. La parte superior es una compuerta que se abre hacia afuera y deja entrar la luz del sol que me golpea el rostro. Las plantas me rozan la ropa mientras paso por en medio de las macetas. Rojos, amarillos, violetas y cientos de colores se entremezclan en una danza apacible coreada por el susurro del viento que entra por el techo; se mueven, se acarici

la cabeza. Sus casi cuarenta años no se notan, su

ace. ¿qu

ira —Hoy te gradúas — asiento, apartando la mirada —tu madre

to que evita mi mirada, nerviosa, juguetea un poco co

aba observando y me siento en la silla a su lado, se inclina un poco, toma algo de una bolsita y la ap

unto y sus ojos

verde cenizo y pesado cae en l

tas híbridas que hemos creado las hemos mezclado desp

s especial, es la hija directa de la ros

ecial s

a, para comprobar, estudiarla y todo eso, pero si la llegan a ver aquí no le perdonarán la vida, por eso co

e pone de pie y se vuelve hacia una estantería que hay aún lado, toma

— evita mi pregunta. L

go m

e q

tud lance otro resultado

unque debes estar preparado por si las cosas no salen como esperas— pone la maceta frente a mi —dale agua tres veces a la semana y bautizala, recuerda, estudiala, analizala y luego me cuentas qué te pa

. El director nos permitió ha

una planta para que produzcan en más cantidad y más rápido. ¿me ayudas? — odio como ella man

z, pero se necesita mucho espacio en la nave para cosas más importantes que la comodidad. Cierro la puerta y coloco el pestillo, enciendo la luz y avanzo hasta la pequeña mesita, coloco la maceta y me siento en la cama. Abro la palma de la mano y observo la semilla mientras recuerdo las palabras de Grace, "es especial" dijo, pero ¿qué tan especial? Me acerco a la mesita, pongo la semilla justo en la mitad y la entierro con el dedo índice un par de centímetros. Levanto la maceta y la llevo hasta el pequeñísimo baño, abro el grifo y humedezco un poco la ti

o regale a alguien que aún este en la escuela, incluso podría dejarlo para Marian, con un par de ajustes podría... Desecho la idea, no le quedaría nunca, ni siquiera con una modificación molecular como diría ella. Me paro frente al espejo y trato de arreglar un poco mi cabello. Mojado me cae más abajo del puente de la nariz, pero es un poco ondulado así que cuando se seca

ndo de cruzar por el umbral de la puerta, alguien me llama. Me detengo y me vuelvo hacia la voz femenina, es la maestra Alma (ella enseña matemáticas, con énfasis

demasiado desgastado, la portada casi no se ve, se logra leer

dar los libros

la —ese libro es mí

aceptarlo— le tiendo el

no le sirve de mucho— dejo de estirar el

edo decir. Ella sonríe y se

stá envuelto en papel de regalo reutilizado, de una

o regalo de

r qué más decir, ella me

se hace en mi garganta —y más orgullosa al ver que te convertiste en un gran hombre como lo era tu padre, un poco más introvertido, pero un gran ser humano —me abraza con fuerza. y me besa en la frente —suerte— añade y sale de la sala. Ellas eran apenas unas muchacha

, todos me miran por un segundo y luego regresan a lo que estaban haciendo que, básicamente, es guardar silencio y esperar. Saludo con una sonrisa a un par de chicas que me cae

y él me ayudaba en trabajo en grupo. Tiene los ojos rasgados, mi tío me contó una vez que su ascendencia era de un lugar que se llamaba Asia. Tal vez por eso me agrada, porque físicamente somos

quedar? — pregunta

obvio ¿y tú? — se

al. Pero lo v

or

moria, los animales son bonitos, tal ve

con una lista en la mano, luego de repasar la sala lentamente con

ntir y funcione? — me

sus ojos negros y rasgados me piden esperanza, pero, ¿cómo brindar esperanza a

inte

que diga su nombre completo, pero est

i vida limpiando esti

e dedico mi mejor sonrisa

an cosas obscenas mie

a y media discutiendo acerca del aspecto que tendría Jack Frost, él dice que se parecería a mí, y yo digo que no tiene que tener el cabello blanco sólo p

nombre resuena por la

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