s culebreaba por entre la gente del
cayó inerte sobre su escritorio por alguna razón desconocida y él se había quedado sin recompensa alguna. Decidió dejar las manos en los bolsillos ya que temía que al ir tan perdido en sus pensamientos algún ladronzuelo lo dejará totalmente li
todo tipo de calidad en la que podías encontrar todo lo que buscases. A causa de esto tanto nobles como plebeyos lo frecuentaban. Pero, al caer la noche, este se llenaba de todo
rada de repulsión a los frascos con sangre de trol y muchos ojos desesperados le devolvieron la
o" y su persona, pero detestaba a todo aquel que se aprovechara de los débiles ―quizá sonara ridículo viniendo de
dos entre los que se encontraban el odio, burla, cierta melancolía y muy, muy
él pudiera sentir admiración hacía
ó a corregir su mente
bía logrado crear una guerra que no se había visto desde la época en la que Gorka, el tira
se había levantado contra el tiránico Gorka en la llamada "rebelión del sol" y que había tomado el trono después de la muerte de este y la de los príncipes (él había c
y sangrienta guerra que le hizo honor a la de Gorka, su progenitor,
erio había sido el triple de rápido que el de Gorka y el año siguiente a la con
e la infame gobernante empezara nuevamente con sus derramamientos de sangre. No solo tenía varios ―y perturbadores― títulos c
que est
tos con los d
la había sido la más imp
era h
mo
ón que la sigue
mo
costumbre de comerse lo
ipo, solo
iga de l
té sobre ella y ese err
áles eran
hubiese perdido. Aunque al ir tan sumido en sus pensamientos sí dio un par de
sta al cielo,
y el cielo se empezaba a teñir de un bello y romántico
o juicio querría perseguir a un chico de aspecto amenazante y a todas luces pobre?, bueno, si algo había aprendido en sus años como mercenario era que un
uno largo, tres c
e suspenso la puerta se
a cual no se alcanzaba a distinguir el dueño a ca
seguridad, un segundo después la puerta se
por fin saliendo de las tinieblas―. Pensábamos
isa socarrona Leifr se
e cerró de golpe a su espalda, sum