img Miedo al amor  /  Capítulo 5 Tomás Kim | 21.74%
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Historia

Capítulo 5 Tomás Kim

Palabras:1229    |    Actualizado en: 11/11/2021

tó dubitativo Jack.

mbre, a una alegría que puede llegar a la euforia. Pero se sentía incréd

igo de alguien, pero tampoco estaba muy seguro si debía confiar en el pequeño, teniendo en cuenta que hace escasos mi

a de Christian. No podía perder la oportunidad de intentarlo, de tener por primera

ano hacia el rubio—. Podemos ser

ición?

co que pediré. —dijo, esperando que su decisión no fue

enéticamente la mano del mayor. Sinceramente no se esperaba esa respuesta. Se encontra

ck como si su vida dependiera de ello. —¡Amigos! —sonrió. —Y n

a los mofletes sonrosados y, aunque estuviera muy alegre, también se

o evit

o atendiendo a las jirafas y a los elefantes del Zoo, ante la atenta mira

o en su trabajo, y se

*

mirando tiendas de ropa y escaparates de cualquier tipo de joyería. No sabía qu

interés y por si fuera poco solo tenía 20 dól

arate de televisores un anuncio de que había nacido una cría de delfín en el Zoo, así qu

y entró contento. Jamás había ido a uno. Y s

rvaba aquel animal, haciendo acrobacias. —¡Sigue así! —animaba al grupo de

un helado y ya de paso ver el resto del Zoo, hasta que se p

a de nuestro querido Mochi como si e

rcarse tan fácilmente a Mochi. Primero fue Christian, y después fue el pelinegro. ¿Por qué su Mochi estaba realmente raro? Y aún m

ara dirigirse al nuevo sospechosos que e

ver que era un hombre extraño quien h

ién era un desconocid

nrisa cuadrada, bastante bella ante los ojos de Jack. Lo

acer e

ian y Tomás iban a ser muy importantes en su vida. A tales maneras que su vida podría dar un cambio de 180º. Y no sabía si para bien o para mal.

anquilizaba, haciendo que volviera a la realidad. La voz de Christian lo tran

hristian, que aún permanecía

ía, es como si una atracción incon

do una vuelta me encontré con él. —Señaló a Mochi que en ese mismo

irando de reojo a Jack, que

pensando? —se pr

s. Aunque no se conocieran de mucho, sabía que Jack era muy import

a. Sentía que debía proteger lo que era suyo. Pero ni siquiera era de él, ni siqu

ndo una gran incomodidad a Tomás, que s

incomodidad que se había creado, decidió irse. Sintió un aura de Christian

ras acariciaba a Mochi que había vuelto de

amente

óvenes se había hecho presente de nuevo, y

ra. No lo habí

n dejó de acariciar al elefantito y

—vio como se i

muy extraño, sin duda. Pero en cierta manera, Tomás también le pa

erán a e

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