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Historia

Capítulo 3 Pequeño refugio

Palabras:3721    |    Actualizado en: 29/11/2021

urre absolut

o junto con Samara un par de días atrás. La chica había ordenado

oco —dijo su compañero, d

ajo demasiado en serio, quiero decir,

l menos aquí haremos algo entretenido. Además

alzó u

estás tan d

esa imp

siento que vas por ahí deseánd

labio, evidente

nes puedo ser bast

¿quién ordena un chocolate calien

só él, acercando la bebida hacia sí cómo para aclarar un punto—, estoy

ante su act

a, tras dar un trago a su café—. ¿Qué cosa se

arbilla, sumido en sus pensamientos

ían pasado varias semanas en las que no podía decir que tenía la sensación

de sopesar lo que le pregunta

res bai

en su voz—. Tuve que dejarlo cuando entré a

esto con sus palabras—. ¿Qu

las clases en primer año de secundaria y continúe hasta terminar la preparatoria, realmente es entret

y prestando atención a sus palabras. Él, tranquilamente, apoyo sus codos sobre la mesa y

que su compañero casi terminab

o sus mejillas arder por la vergüen

al asunto—, de hecho, creo que nos diste una gran idea para trabajar.

ontrariado por tan

¿dis

ltima media hora y esta acababa de reventar. Ella no po

idea pintar algo así —murmuró ella

decirme

encogió d

os en ot

o ante la actitud de su compañer

¿algo más que

alzó u

e hace f

una sonrisa—. Pero no creo que

funfuñó

de la comida no se me o

de veces, antes de entre

, esa no es u

identemente confundida an

ué te r

lleza de la vida en lo sencillo, es una simple comida —dij

s palabras del universitario en su cabeza. Hasta

basándonos en eso, ¿

se encogió

r una hog

jas, algo incrédula

sarse de la man

—le cuestionó—. Si solo eso te alegra la mañana, a

fuera una experta en el arte para sugerir algo mejor, p

os de una vez? , tengo todavía un par de h

hay alguna pape

risa— Tal vez no podamos conseguir las pinturas, pero

anuel se ofreció a llevar la bolsa de donación de Sar

ería, se encontrar

hola!, ¿q

e de la castaña, haciéndola reír, lo cual fue incómodo,

sonrisa a Noé cómo saludo, quien la devolvió—. ¿Oh?, ¿a dónde van? —Preguntó ella, con

rtes, íbamos directo a la papelería para comenzar un proyecto. —Sa

pondió p

lgo de comida antes de

Noé. El chico caminaba con demasiada firmeza, a comparación

a su amiga, con el ceñ

sa a

Emmanuel, quién la mirab

en los semestres anteriores hablaba más con ella. Me molesta un poco

, ya

y compraron los materiales nece

guir trabajando, ¿te parece? —dijo Emmanuel, mientras l

e cuánto cuestan y

s nece

runció

ue tus cosas se ga

sonrió—. En serio, no

os labios, pero

acu

guida comenzó a hacer el boceto de la pintura con tal veloci

¡eres mu

y seguro que tú no e

s que soy incapaz

ce sentir mejor, yo no ba

quiera puede ap

ble. En cuánto Sara tuvo que retirarse, Emmanuel se ofreció a guardar e

ndose hacia la iglesia cercana al campus. La joven, mientras salía de las instalaciones, miró con algo de pena a unas alumnas

de reojo a un par de hombres del otro lado de la calle. Sin

guida, pudo escuchar pasos

sabes

alabras salieron de la boca del hombre causaron que los vellos de su cuerpo se erizaran por el miedo. Enseguida

or el que no entraran al templo con ella, al mismo tiemp

el alma casi se cae a sus pies cuando escuchó paso

ar que por accidente chocó c

cido, sobando su barbilla. Pa

irándose levemente. Los hombres que l

sto a reclamarle, antes

tás

es dónde puedo dej

lzó una cej

cina parroquial. —El castaño posó sus ojos sobre la en

ió un suspir

Ella estaba cubierta por un hábito gris, y su redondo rostro mostraba su piel morena y be

ar? —le preguntó con una dulce

to —respondió, mo

Entró nuevamente al templo, encontrándose con el castaño discutiendo con otro joven de cabello pelir

rteza de que no era muy b

e. No hay que llamar su aten

castaño apretó los dientes—. No pi

cualquiera que pasa por esa puerta. Además, dijiste qu

da al seminarista, su rostro co

ás, ¿ya te viste en un espejo?, está

a noche, tuve que cu

bos voltearon a verla. El ca

antes de darle una mirada significativa al

s gracias —dijo ella,

e dio un asenti

cuida,

r media vuelta e ir hacia la gra

iró con más calma

n imágenes de santos y santas, le daban una iluminación colorida al lugar. Las butacas de madera se encontraban perfectamente alineadas para cualquiera que des

cesita

probablemente porque ella no tenía un r

do por dos grandes orbes almendras. La morena se sonrojó ligeramente ante su atención

, pero nunca había comprendido su significado hasta que Dulce se lo explicó, lo que mostraba que, o n

e en una de las butacas más alejadas del altar, a diferencia de una

torpemente y, en un s

sucedido… bastantes cosas. Bueno, tú lo sabes. Ella... —Sara se mordió el labio con frustración—. No me ha llamado,

su mi

? —Rio con molestia—. En serio,

presar? Todo era muy confuso, era cómo si reconociera cada una de las e

rse del nudo que se formaba en si garganta—. Quiero estar tranquila, ¿es mucho pedir?— susurró, mirando don

lió del lugar dando la espalda al lugar y arrastrando sus pies, lo que le hizo ganarse un

sus pasos resonar en la vacía iglesia, pues a ella le gustaba pasar desapercibida.

lar a Emmanuel en la

ó con sorpresa—. Creí qu

encontrarse con un conocido por ahí—. Sí, pero q

cielo. El día comenzaba a teñirse de naranja, con leves toques de tinta

bía charlado solo un par de veces? Ya era hora pico, lo que significaba que habría varios estudiantes caminando hacia allí, pero también muchos

tá b

con su madre, después de recibir un «ven con cu

cuando no hay donaciones? —Él c

, pero estaba vacía, así que

zó un

que la igles

ón. —explicó—. Hace un momento solo había una muje

a v

or con un pequeño carro de nieves y botanas, donde estudian

jo a un hombre con una bicicleta, ofreciendo varios product

ero el metro va

tornaron la esquina, donde un montó

anuel a un chico que parecía

o por unas horas debido a fallas —c

e sus cosas—. Le pediré a mis

después, la universitar

ar —se lamentó ella, pensan

ronto y en el campus ya no había ningún

versidad? —preguntó ella, decidiéndose

ir ahí —le dijo él, alzando una ceja—. ¿Te parec

madre le había dicho que debía tener una actitud más firme co

on voz suave, sorprendiéndola un momento, pues la mirada que le brindaba

la. —, solo dame un

saje de texto, pare después r

o de la facultad… no, se ll

hablar con el universitario. Sara no pudo evitar sentirse cóm

hablar

lular y saludó a la

aciendo un proyecto juntos. —Unos segundos después, el more

tierra se la traga

chico le devolvió el celul

o siento —expresó ella, ha

dijo él—, supongo que si yo tuviera una

, el cual estaba lleno de estudiantes, esperando

ara—. Esperaba que esto no pa

Emmnuel le brillaron los ojos al ver otro pu

le so

s un buen momento

lo mismo

odo silencio, a los padres de la chica. El cielo era de un bello y oscuro t

és de un rato, cerrando sus ojos al sentir una lige

iento de cabeza, mientras seguía d

ntre risas la joven, mientras

ió él—. ¿Falta un rato para que lleguen,

lular para revisar, nuevamente esa semana,

a

anoc

primeras estrellas de la noche hacían su aparición, pero

r? —preguntó el

e un rato—, no había estado

erio?,

ncogió de

hay

n calma. Tan solo unos minutos después, Emma

le dijo él, con un

dad de flores plantadas en la entrada del lugar. En

Samara. —dijo él—. Mi madre cocina del

a r

edo cr

Emmanuel se

no creerlo. —Se giró hacia ella—

a estado hasta que en ese momento relajó sus

de Sara llegaron, y la jov

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