ñó, enderezándose. Podía sentir también la hinchazón en su
mbras brillantes y rímel para disimular su mal dormir de la noche anterior. Una vez que estuvo sati
s, por lo que al llegar a su salón,
udó mientras tomaba
le sonrió con amabilidad, a
llaje —expresó, sa
—confesó Sara, apenada—, no soy
í, se v
olvidó mencionarles que su trabajo
el campus para seguir trabajando. A lo lejos, pudieron ve
la morena con alegría—. Te iba a p
rio por e
qué querías
no parecía muy feliz ante lo dicho por su novia, pero Samara lo ignoró, mientras tom
a, y la idea siempre la había parecido atract
reo p
s, la alegría había de
a preocupación—. Creo que te harí
—Sara realmente no tenía g
. Obviamente no le había gustado la
ambias de opinión avís
y la observó mientras s
ebiste habe
, donde Emmanuel situaba
ue pregunt
o ante su reacción, mientras sa
e que te gu
ión que en una discoteca —señaló ella—.
l alzó
meteré en dond
ó un pincel, y ella lo tomó gus
er
tos de silencio muy buenos,
tionó, observándo
¿por qué nunca ha
padeó, c
do dij
or unos segundos a
or tu respue
o, no tengo unos padres muy permisivos que digamos, y no e
por qué no
a le miró de reojo, cansada de la conversación mie
pegar la vista de su
onrió—. Pregunt
versaciones, sin embargo, decidió c
tu color
nuel
ustan
gó la estudiante—. Vamos, debe hab
s daba suaves toques a su trabajo. Sara iba a i
. Si tuviera que e
lzó un
qué el
sonrió s
testó, antes de alzar sus
e gusta
abiertamente—. Me trae paz
a en un leve suspiro—.
eyó ver una ligera mueca
idia. Ya irás algún día. —Él la
¿
tu color
unció e
no de hacer
bre su color favorito, lo ideal es
puso los ojos en blanco an
ue eso tie
con las ondas de su cabello apareció en su cabeza
spondió s
or
jo, sin querer profundi
escu
ión fa
tó los
decepciona
lguna!, ¿al menos tienes un
E
a b
a pensa
ien… si tuviera que elegir un
un romántic
so—. ¿Qué hay de ti? ¿Canció
tengo una canción —dijo ella, deteniéndose un momento para
no en su barbilla, e
nseguida, el joven volvió al tema prin
ió ella, sonriendo dulcemente mientras pintaba
uel pareció titubear antes de realizar su siguien
ntras trabajaba. Le tomó un momento comprender
surró, lo suficientemente alto
ó los labios y
si
do controlar el nudo en su garganta y
o podía estar
e Emmanuel había notado su estado d
na pregunta, simpleme
omé un
uir algo para comer. Una prince
na ceja ant
rin
a tu nombre,
gnificado —admitió ella, sonriendo l
é no lo
acabas de d
cer todo por
a hacia él—. Tu nombre es algo largo, la gente suele acor
maneras —Él le sonrió—. Pue
se encogió de hombros—. Supong
tiendo y, con él rodeándola por los hombros, s