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Historia

Capítulo 2 Ep. 2: UNA SOLA PALABRA

Palabras:3914    |    Actualizado en: 12/12/2021

tá Ud. segura?

de unos segundos hasta que

para ayudar al prí

quieren acercarse a él para cambiarle de ropa o cepillarle el cabello, pero él huye; por lo que su majestad y yo debemos encargarnos de absolutamente todo. - Letizia suspiró fuertemente al decir esto último, rememorar la situación era doloroso. – Como ve, la

s o los adultos les daban referencias sobre sus vidas, sí hubo unos pocos que se resistían a hablar pero era cuestión de tiempo hasta que entrasen en confianza. Pero

en sus palabras. Estaba nerviosa, ¿Quién no lo estaría? Incluso el perdía el sueño por esta situación. Continuó observándolam, a pesar de sus breves re

ellos, ocultándose bajo las sábanas. Los días siguientes ni siquiera quería que ingresen a su habitación, lo hiciero

ciones de acuerdo al cargo, no olvide que su función principal es averiguar

día que sí. El rey se tomó el mentón mientras parecía pensar muy s

pe desde el primer día rechazó a todos aquellos que intentaron acercarse

e tal difícil tarea? Era tan complicado como tirar un dado y esperar a que salga precis

remunerada por todos los días que esté ausente de su iglesia, valoramos su

una remuneración, con ser de utilidad a su majestad yo s

esta vez. – Añadió Letizia, luego se tocó la frente y dijo en u

e recuperará, su majestad.

do se resolvería tarde o temprano. Hizo un gesto a Leti

á, se ha preparado una habitación para Ud. desca

por tenerme en consideración, ha

rarse, una doncella la

osa que era, de hecho, era demasiado para ella. Las monjas vivían bajo el lema de la humildad y sencillez, esta habitación iba en contra de ello. Cuando estuvo sola finalmente c

esta misión que el Sr. Me ha encomendado. – Dijo Hope tomando a ambos muñeco

n muy conveniente. A pesar de haberse esclarecido el motivo de su abrupto viaje al palacio su corazón no dejaba de estar triste, era la primera vez que se alejaba de su hogar y estaba en un lugar nuevo donde no conocía a absolutamente nadie. Ir donde el príncipe con un corazón así de agitado no ayudaría, debía estar en paz consigo misma primero si quería hacer un buen trabajo, ella s

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lejar los malos pensamientos, pero entre sueños, es difícil tener el control. La visitó una de estas pesadillas recurrentes, aquellas que uno siempre sueña exactament

Por qué me

no abandone

! Te entregaré

s juntos mañana en la no

iz, querida. ¿En serio lo p

to. – Di

de pie en un lugar tétrico, era un bosque espeso en medio de la noche, con el son

toy? ¿Qué

onerse de pie y seguir con su vida. La sangre había teñido toda la escena e incluso los árboles cercanos. Letiz

Carlos? ¡Carlos! – gritó desespe

buscarlo, se sostuvo fuertemente de las rocas para evitar caer, incluso

s! ¡Es

por todo su cuerpo, se deslizó unos segundos sintiendo los rasguños de las rocas y hierbas en

a. - Dijo

ierto por completo, ella sabía se trataba de Carlos por el sonido de su voz. Él la arrastró con cuidado unos pocos metros, sin

me hici

on fuerza, luego acercó sus manos para qu

Te arrepentir

a horrible cara de un muerto carcomido por los gusanos, incluso eran visibles algunas partes del hueso y lo

dije que no

pronto vio que no estaban manchadas de lodo, sino de sangre. De he

a, demasiado pesada. Letizia sintió como el peso de esta hacía torcer el cuello, ejercía tanta presión que comenzó a resbalar, se sostuvo firmemente de C

rla, terminarás igualmente en el fondo de abismo. – Carlos desap

! ¡

n su sueño, estaba muy agitada y esto alarmó a sus doncellas. Ya eran la

¿Se encue

n distinto de la realidad, ya eso había quedado at

, ¿cuánto

a unos 20 minut

bién la tenía, no le agradaba la monja que había llegado a ayudar, pero, le daría una oportunidad. Estaba muy cansada física y mentalmente, si solo pudiese únicamente dedicarse a su hijo, lo haría; pero tanto ella como Harold tenían que segu

gazo, dándose cuenta de lo rápido que había crecido. – Qué grande estás, cuando se resuelva todo esto estarem

na de las recientes órdenes del rey, debía proteger a su hijo más que antes y de todo el mundo. La doncella tocó la

su majestad.

Ud., se lo encargo mucho, si necesita algo solo dígaselo a uno de los caballeros aquí p

, me es

ahora, la veré a mediodía pa

u maj

momento por lo caballeros, quienes revisaron el bolso que tenía colgado en el hombro, luego de cerciora

a las niñeras y ma

e hoy en la noche nuestros hombres se

Hope tampoco sea la

u maj

otado físicamente, pero debía seguir adelante con sus respo

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ntraba sentado en su escritorio haciendo algo con

. Mi nombre es Hope,

Hope dio unos pasos intentando acercarse más a él, pero al notar esto inmediatamente se dirigió haci

nerviosa al ver que el príncipe la rechazaba de inmediato. - ¿Príncipe? – Hope insisti

monja de un lugar remoto del país y había fracasado al instante. ¿Habría sido una pé

mó un par de vec

debes hacerlo tan direc

, yo tampoco querría salir de

de decir?!" dio un suspiro p

s oculto bajo las sábanas, notó un caballo de juguete casi al pie de la cama

pero tenía una sola oportunidad, el rey le dijo que si fallaba no habría represalias, pero, ¡ella no quería fallar! Esta era una responsabilidad muy grande, habían confiado en ella, no podía decepcionarlos tan pronto, ¿con qué cara iría a decirles que fracasó? Hope no quiso dejarse llevar por la fru

én. De hecho, he traído dos de mis... juguetes. Quería mostrárselos, ¿quiere ver

en nombre, no soy muy buena poniendo nombres, ¿quizá el príncipe quiera ponerles un nombre? - Thomas

con sus niños en la iglesia. Rápidamente se puso en papel, utilizaría un

pe, Niño h

sorpresa y

se

en silencio, N

ahora mismo tiene los ojos e

á en

o de expresión, ¡mira! ¡mira! Niño tiene

ci

has hec

para echarle un vistazo a

era casi un secreto profundo. - ¿Cr

do... ¡Mira! ¡Está

r a su habitación? ¿no estaba muy grande para tener juguetes? Ningún adulto hacía eso, parecía estar loca. Loca o no, le estaba matando la intriga del muñeco que cambiaba de rostr

una gran alegría y algo dentro de si misma la motivó aun más. Prosigu

– Hope intencionalmente mostró el muñeco en dirección a Thomas

ra mismo, no hizo las preguntas, directamente

xpresión otra vez. – Dij

de magia tenía un rostro sonriente. Thomas se sorprendió al ver

Dijo Hope simulando

ba de ver al príncipe. – D

las sábanas, estaba interesado en el muñeco

do tus expresiones m

una voz un poco más grave, claramente personifica

Hope simulan

mañana otra ve

jo Hope m

añana de nuevo,

mas le dijera algo, al menos un ligero movimiento que le indica

añana de nuevo,

a alguna respuesta, cada segundo sus ánimos decaían. Su majestad le había consignado de que Thomas hablara, no que solo mirara, pero, ¿habría siquiera mirado a otros antes? ¿sería suficiente para su

ido, su

r algún cambio en el príncipe. No había ninguno, Thomas seguía escondido bajo las sábanas. Hope cerró

í

ias, al notar la sorpresa en el rostro de aquel hombre se dio cuenta de que no lo había imaginado. No pudo contener la a

– Le dijo e

allero. Ambos lucían muy felices, lo cual era raro porque l

que ya llegara el momento de contar las bue

**

haber dormido casi nada le había estado jugando en contra provocándole una migraña insoportable. Deseaba que pronto fuese mediodía para a

una de sus doncellas

s a ingresar así? – Letiz

su majestad

ya tengo suficientes preocupaciones. – Dijo Le

e si sería pertinente decir esto ahora. –Ud. me dijo que le infor

el documento sobre la mesa. -

an concertada esta reuni

no me lo dij

de enterar

estaban marchando bien desde hace un tiempo y ahora en un momento vulnerable esa

sel

su ma

más sobre esa r

ella se retir

r toda la oficina y dijo para

consuelo en

****

o con audiolibros narrados por mí e

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