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Historia

Capítulo 2 Conociendote

Palabras:1191    |    Actualizado en: 28/01/2022

del local. Poco a poco ambos cogimos confianza y casi todos los días nos sentábamos a charlar e incluso ya teníamos una hora establecida: las cinco de

aba la metamorfosis que le ocurría al cielo en aquel corto lapso de tiempo, como el día s

jó de verlo como un "bicho" raro; en cuanto a Alejandra, ella lo aceptó desde el primer día. M

. La química entre Alejandra, Nicolas y yo era muy evidente; sin embargo, Patricia mantenía cierta distancia con Nicolás, que él no era capa

lmente, había llegado el momento de trabajar; todas las tardes, después de salir de unas apasi

la hermana mayor. Sin embargo, su motivación iba más allá de darnos una vida digna tanto a Paty como a mí,

la carrera de pedagogía en la universidad, por el contrario de Patricia, ella era una fiel amante de los libros; pero nuestro corto pre

ara de alguna forma el estudio; no obstante, la negatividad presentada por la mayor de las gemela

inguna de sus palabras. Arrugué mi cara y ella de inmediato captó que no l

más a mí y

l. Patricia te esta esperando y no s

tonta, desde luego, la r

racterístico gesto de tomar unos cuantos mechones de cabello y esconderlos detrás de mis orejas

tan tierno que daban ganas de comerlo a besos y su sonrisa… uff su so

ojos de un inocente niño. Su mirada se parecía mas a la de un hombre, sin embargo, no era

piernas quedaba al descubierto. Nicolás notó mi ges

No hay necesidad de

ar su atención. Empecé a carraspear mi gar

dije, al ver que él trató de

algo. — Nicolás se levantó de la silla y,

broma. Sin embargo, todo transcurría con normalidad. Patricia atendía a los clientes, Al

saron cinco minutos y sigues v

intentó disculparse por su comentario, sin e

isculparte. Solo no

staba casi segura de que acababa de salir de clases. Sacó un libro de un gran grosor, parecían tres bibl

nseguido con mama

bre, en este caso niño, me había regalo algo. A pesar de las fuertes críticas que mi subconsciente le realizaba Nicolás, el logró

instante todo y todos desaparecieron. Mis ojos solo podían ver a Nicolas, mis oídos solo podían escuchar

carrera y decidí dártelo, porque… —hizo

—repetí i

este regalo simbol

rme la dueña de su corazón, cuando apenas me había dedicado unas palabras que podían ser mal interpretadas. Su noble gesto no neces

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