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Historia

Capítulo 2 ROMA

Palabras:1463    |    Actualizado en: 12/02/2022

a

Busco a Leonardo, mi asesor de tesis, mismo que me ayuda arreglar mis papeles para vi

jo y eso le causa mucho dolor. Como si le hubiera importado dejar su meditación para volver y ver a su

rdinadora que contratamos para hacer una cancelación formal, no deseo

ron a ir al funeral. No eran nuestros amigos. Ni

presente en todo momento. Car

todo Franco─ l

que siempre estaré en deuda co

lo volvería a hacer

los, no cualquiera mete las

go, cuida de Sara… ella es fuerte, pe

a con

e Carlos, vuelo a Roma acompañad

Mi amiga Susana, compañera de la universidad, se incorporará a estudiar una especialidad en el mes de octubre, mi papá le ofreció que viviera conmigo y así nos hiciéramos compañía. La tercera recámara, era para

n la política, me gusta la comunicación social, dar conferencias y escribir, debía prepararme para ello. Esta maestría es un sueño hecho realidad, pero a medias, el motor de este proyecto ya no se encuentra conmi

pero él decidido a vivir su “última fiesta desenfrenada, perdió el piso, de forma literal.

ste! ─ me gritó entusi

el equilibrio, cayó, lo vi en cámara lenta. Corrí a su lado, grité desesperada. Perdí la razón de la impotencia,

e una ambulancia!─ Aturdido vol

ba, cerraba sus ojo

iene la ayuda… resist

e decía con

an de observarme, y me sonreía. No me hablaba, todo me lo decía con la m

llegó Franco, un v

Se pone blanco al ver

ije llorando, desconsolada tomé a Franc

aron a una

tiada. Franco nos tomó de

arlos, voy

léfono celular y se encargó de todo, hizo llamadas, atendió

ahí comencé a tratarlo. Se conocían del bachillerato, solo que Franco había

te, Franco venía al hospital a visitarlo por las tardes, tiempo que yo

tu apoyo...─l

se lo debo y lo hago con gusto─ le vi sonreír de medio lado ─

nte, nunca estuvieron con él en los momentos importantes. Cambiamos la fecha de nue

apoyo por parte de mi padre, se habían adoptado mutuamente. Mi

ida Franco, si lo pierdo, me m

me tomó de la man

ía en

Los filósofos s

o…─y

°

an

compañeros de la facultad, sus padr

muy dolida, sin embargo, me tomé la molestia de llamarle un par de veces par

su ausencia es terribl

u visita con el psicólogo, al final te

é y me animé a invitarle un café. Me sorp

cada cinco minutos cuánto lo ama

o. Eso me volvía loco y optaba por no buscarla más, pero a lo

cierta frecuencia. La invité al teatro, exposiciones, a ce

en el café de siempre por si deseas ir”. Cuál fue mi sorpresa que, al llegar al café, ella estaba allí, también busc

e autoricen el primer viaje a Españ

o recibirte, has sido el me

e aguantó para no llorar más, lo noté, yo no tenía idea de lo que ella sentía en ese momento… pero lo de Carlos estaba muy reci

e que se marchó a Roma no tengo noticias de ella, no nos hemos llamado n

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