ima donde sus padres tienen esa forma que pronto perderían al descompo
a esconder los cuerpos que le dieron vida. De todas formas, son como muñecos de carne, puesto que carecen
les duele esa muerte ni les afecta como a él. Sus progenitores nunca contaron con su familia, asi
ágrimas afloran cuando estos son introducidos allí y cubiertos por la tierra. Tiene que abrazarse
n su mente y se cubre el rostro co
*
el suelo mojado por la reciente llu
r dentro. Sus rizos rubios ya se han desarreglado, porque no importa cuánto los peine, estos vuelv
exagerada, cabello negro y lacio que recoge en una coleta d
ujer a quien todos llaman Lisselot y que porta ese ridículo sombrero negro
la mansión por un largo rato y desea correr lejos de allí. Más que la mansión de los hijos del viejo más rico del país, parece la casa de Drácula. N
desorbitada, ya sus tíos han entrado; mas él cont
atura y de complexión física fuerte y rústica; cabellera negra pegada al cráneo, o
el tío
chico solo allí, contemplando su nuevo hogar. Las gotas de lluvia empiezan a descender y se mezclan con la
*
ños de
deudas que tu padre dejó y tus gastos; no hay otra opción más que trabajar para conseguirlo. Créeme, te encantar
unció la muerte de sus padres y él quedó desamparado en manos de esos buitres. Entonces, no había caso en refutar, su d
fuerza que necesita para
nto necesita, o tal vez que tuviera piedad de él y lo dejara ser un jovencito como los demás; uno que no tenga que cargar con una deuda que igno
eso del miedo. Esa se
relájate y disf
aquello y una sensación de
ar el m
ecorrerle el cuerpo y el pulso se le acelera. Los ojos le arden por las ganas inmensas de llorar qu
urándole la cordura, entra a la habita
stá vestida con una batita sensual de color rojo, que no deja nada a la imaginación, y
lla mujer, cuyos ojos están rodeados de alguna
ueno... —Ríe maliciosa—…, m
porque ya el dinero ha sido depositado. Él se acerca como presa que va directo
co virgen pierde su inocencia. Para él, este es el primero de muchos encu