ramática pero, aprovechando mi reciente soledad, me puse a llorar. En esos momentos mis padres estarían aún de camino al coche, apenas a unos minutos de alejarse a más de 600
había deseado y por lo que tanto había luchado,
res universidades de Carolina del Norte. Después de todo, ese había sido mi sueño casi desde que tenía uso de razón. Había dedicado demasiado esfuerzo c
lado de la habitación esperando a ser colocado, como todo el resto de mis pertenencias. Tenía el rímel corrido y los ojos hinchados, enrojecidos. Traté de limpiarme con un poco de saliva lo má
capaz de mirarlo a la cara, pensé que así notaría aún más lo devastada que me sentía
de la residencia, vengo a darte la bienvenida. -lo dijo en un tono alegre que me hizo levantar la vista. -Vaya, parece ser q
ios, solo estoy
Julieta. -se acercó un poco a mí, como si quisiera confesarme
o ante su
preocuparte por
para los recién llegados, esta noche, y una Julieta que a
o simpático, divertido y bastante agradable. Se notaba que era una pe
la mejor compañía. -me señalé a mí misma, dando a entender
, no era una pregunta. Nos vemos just
. Cuando reaccioné, él ya había
que ahora también tenía que elegir algo que ponerme para esa noche e ir a una estúpida fiesta de bienvenida. Aunque, en el fondo, sa
e las grandes maletas rosa chicle que había traído y sacar todo el contenido de una pesada caja de cartón. Sin embargo
enía su número ni sabía cuál era su habitación para avisarlo e ir a cenar juntos. ¿Debería sentarme sola en una de las mesas del comedor, o debería intentar unirme a algún grupo y comer con ellos? No pretend
ar, sin exagerar, veinte minutos delante de mi armario, decidí ponerme una blusa blanca de una tela fresquita y vaporosa, y unos pantalones de cuero negro ceñidos, junto con mis botas negras militares. Me gustaba. Adem
bitación. Lo único que me faltaba era tener problemas el primer día.
iba mejor de l