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Historia

Capítulo 3 Lo único que tiene que hacer... es seguirnos hasta las tinieblas.

Palabras:7687    |    Actualizado en: 08/04/2022

—se río con una risa de pollo. Mostrando sus encías rojas, sin dientes—. El fuego

blos», pens

de oricalco, de un frío vivo. Tembló... Un chico ¿o una chica? Arrastra

o... Friedrich estuvo de acuerdo con aquel nombre. Estaba sudando como un demonio en el último círculo infernal. Deseaba arrancarse la capa negra, el jubón de cuero, las botas; todo... Lo único que se lo impedía era e

taban, el recinto fue construido sobre un conjunto de cuevas subterráneas que mantenían a raya los accid

an encendidos. El aire viciado apestaba a azufre, metal derretido y almizcle rancio. C

ra—. No como los grandes forjadores que trabajan el oricalco—Echó una ojead

mes tenazas y otro, que tenía unos brazos como fuelles, se acercó con un mon

nes aquí—replicó Comodoro—. Con todo lo que

a de la for

que el universo tenía para mostrar. Si todos los jóvenes eran en

entan bien

hasta el Paraje, no llegaban más noticias que de plagas y pérdidas significativas en los alimentos. Aquello que ocurría, recaería en una fatalidad para la recaudación del i

ó Comodoro como quien no quiere la cosa—. Los jóvenes son muy resi

s una esfera de material con un pensamiento grabado. El material de la esfera correspondía al lugar donde trabajarías hasta la siguiente luna llena. De esta manera, la esfera de hierro con el ogham que significaba «forjar, fuego, crear», te asignaba a aprender el a

escorpiones, lanzas, hachas y otras armas bélicas que desconocía. El salón de largas mesas de madera estaba atestado de acólitos que se apretujaban, armando resortes o mecanismos, con las

os—aclaró Comodoro—. Fue bastante... complicado recrear los originale

jo y frágil, pero se movía con soltura. Se había retirado del cargo de representante de los alquimistas hace varias generaciones. Cuando Friedrich lo conoció... ya era muy viejo. S

edicó una mira

ndrá sus i

ón sentía que el aire se enfriaba. No paso mucho, hasta que exhaló una nube de vaho congelado. El frío le atravesó las ropas, acariciando su piel. Conocía el lugar al que se acercaban: la cámara de los cristales. Conservaban enormes cristales gélidos de valor i

elar sus misterios a los que veían más allá... a los que estaban dispuesto

y lo arrancó de s

s, hundidos en sus cuencas vieja

rich... sintió un cosquille

y surcado de arrugas—. Los acólitos estudian y crean nuevos métodos para destilar la sustancia de maner

tó aquel comentario

rdidos. Es como mirar un libro cuyas páginas se despedazan. Bueno, aquel conocimiento que fue sellado por el rey Julián. Eso y otras cosas—su rostro arrugado se te

leyó sus pensamientos a trav

ía. Él mismo había seleccionado a los alquimistas y magicians que abrieron las tumbas. Los había silenciado con las monedas

muró Comodoro—. Esperando el día que uno d

a túnica empapada. La llave que no tenía puerta. Estaba harto de tanta lambisconería de aquel viejo

s—. Son solo conjeturas... Lord. Pero he oído mencionar que sería interesante estudiar a

que los restos de Giordano yacen en aquella fosa, convertido en cenizas—miró el suelo con una sonrisa

ulares. Es lamentable que una persona tan inteligente desperdicie su brillo. Pero estaba obsesionado—miró a Friedrich mientras se relamía los labios—. Sus experimentos no pudieron ser aprobados por el consejo. Él... creí

Maison de Noir. Siempre guardó una exacerbada fascinación por el lado oscuro de la alquimia. Además, casi

lo alto. Alrededor del pilar de luz se congregaban un grupo de novicios, entonando un conjuro. E

as cosas que nos rodean, lo que conforma el todo. Es el estado primordial de la materia. Solo hay que recordárselo a la materia—a través de las siluetas de capas negras, se veía una mesa aterciopelada bañada por la luz. La escasa esencialina que podían transmutar del sol, no podía mantener una forma sólida y concisa. Parecí

e de los doce dones del alquimista, aunque la mitad de los dones eran inservibl

una voz jadeant

a capa negra. Tenía el pelo negro pegado al rostro sudoroso. Era otro joven que había asc

explicó, en

Qu

Maison de Noir. Como representante de los alquimistas en el Castillo de la Corte debía mantenerse al tanto de

arecía muy cansado. Si no fuera por la palabra que

sonreír de

ladeó la cabeza, como si le doli

na puerta doble de bronce, con los siete principios del universo grabados en el idioma antiguo. La Maison de Noir estaba rodeada por gruesas murallas negras como el azabache. Quedaba fuera de la ciudad, aunque sus ramificaciones se extendían debajo. Varios árboles se r

ombra de un tosco olmo. Una anciana diminuta, como una niña arrugada, ataviada con una descolo

estaban cargados de solemni

tenían las extintas creencias de los dioses del bosque. Heredaron los dones de la Gran M

hizo una

a reverencia y se f

con paso ligero. Se tambaleaba como si

decidido l

hijos de los dragones y los reyes del bosque. «Los conocimientos de la naturaleza». Iba más allá de la qu

que hacen llorar a la Gran Madre y llenan de ira a los dioses antiguos—frunció el ceño. Los druidas y las profecías lo irritaba. Las supersticiones llenaban sus oídos cada día. Nirvana suspiró. Una lechuza blanca revoloteó sobre su cabeza—. La

e finalmente desaparecieran. Era mejor que esos druidas se

decirme prof

do. Presenciamos el abrir de los sepulcros. El temblor sacud

rás... durante los desperdiciados años de su solitaria y frustrante juventud. No estaba para nadie, la única persona para

ecilla de oro que colgaba de su cuello, oculta

naban furiosos. Sentía una intoleran

o—replicó l

n seco, el vello de

has

aquellos labios must

para matar a los vivos. Las estrellas caían machacando la tierra. Los espíritus escarlata atormentaban a los que guardan raci

nos dientes amarillos y feos. Friedrich se acercó a

ncio,

sangre del labio con

sangrantes—. Recuerda esto, porque es lo que debes evitar: esperar l

la de nuevo, pero... se dio la vuelta

io de ojo

hasta el codo, derritiendo la carne y el hueso carbonizado. Estaba muriendo. Los guérisseurs le habían cortado los restos de su mano con una dolorosa sierra. Habría perdido el codo, sin los cuidados de Nirvana que detuvieron la gangrena. Las

ndía de un hilo fantasmal, faltaba un catalizador para que todo se volviera una volátil sustancia. Un informante le mencionó sobre un grupo de conspiradores ocultos en la calle Obscura. Su deber era impedir que la ver

cierta vehemencia. El rostro de Lord Inferno Scrammer parecía fiero, tenía los ojos de rubí muy abiertos, con expresión consternada... mientras que

das de un misterioso magnetismo animal. Sin duda, dejar de caminar había sido duro para él. Los rumores decían que uno de sus subo

le habían sacado los ojos con cuchillos y de las tres cabezas era la qu

que es él?—Le p

o se la c

riedrich le pareció repulsivo. Su cabell

as de mi

en los brazos. Los ojos de los caballeros brillaban violáceos, malvados. Las armaduras impecables relucían con ondulacion

ago con

había mantenido al margen, pensaba que los dragones podían convertirse

s, denles un funeral apropiado. No nec

los cristales hasta que se le congelaran los pensamientos. O como un rústico artesano, armando virotes y ballestas con las manos cubiertas de astillas. El joven había llegado con Beret aquella noche que los curanderos habían

El jardín de estatuas tenía a un hombre desnudo labrado de mármol en el centro de la decoración, las estatuas lo

alló una a una, m

et se le acercó desde atrás, con aquella expresión... entre frivolidad y ambición. Sus ojos grises lanzaban destellos p

das. Llamaban fénix a los miembros de sus

l dragón de los Scrammer y el Unicornio de los Sisley. Los Brosse de antaño que volaban sobre

era majestuosa y temperamental. La leyenda de los Verrochio decía que la familia era el producto del amor de las hermosas ninfas, que abandonaron su santuario para u

s toda la mal

s fríos de oric

o más bajo que Friedrich), y señaló l

bre—respondi

las arrugas de sus m

amos y los símbolos que adoptemos. Todos somos humanos y nunca dejaremos de serlo. No importa en lo que nos

é me llam

h sintió el impulso de seguirlo

s Scrammer— comenzó a d

s sombras del castillo asesinan a los héroes. Así se juega este juego, Friedrich. Las canciones deben tocarse con los instrumentos adecuados. El hambre, las enfermedades, los desastres, las guerras... El pueblo puede resistir sin oposición mientras tenga esperanzas de redención. Llámelo dios

Los días se tornaban plomizos y fríos, pronto comenzarían las torrenciales lluvias. Una ligera llovizna c

dric tiene una esposa y var

esaparecerán de la isla. Los caballeros... el Elixir Crepuscular que bebieron, ensombrece la mente y los hace más fuertes y... eficaces. Es una invención que embota el

ntes—replic

r la escalera de caracol hasta su habitación.

enda de la duda. Atrévase a confiar ciegamente. Usted sospecha lo que soy, no lo dudo. La Sociedad de Magos persigue a los individuos como yo. Personajes malvados con síntomas de

a boca cerrada. Sus ojos violáceos, obscuros, reverberantes de súbito vacío. No existía vida en su semblante. Era un caparazón vacío, manip

rojos te arrancaba el corazón». El

carboncillo iban y venían formando una estructura tubular con

cuero que colgaba del hombro—. El hombre que venía en esa barcaza estaba armado. Vestía ropas extrañas. Tenía esta arma llamada «mosquete», que dispara pequeñas balas de plomo. Sus herida

isp

n contenida. Proveniente de las tierras más allá del mar. Nuestras tierras result

accionó y de una cámara salió despedido un humillo lleno de chispas. «Huele al inf

ado—le dijo a Be

tros enemigos. Han pasado más de dos mil años. No sabemos contra que nos enfrentaremos. La pro

aba. Un método simple para mortal si se aplicaba correctamente—. Bien podría estar fingiendo. Es un mago negro... Mucho más viejo de lo que aparenta. Ha hecho co

tierras extranjeras. Quizás sea como dice la historia. El Rey Exiliado rodeó la isla con corales aserrados para impedir que el enemigo

Algún día llegarán los navíos de guerra y no seremos nada contra ellos. La destrucción será inmi

dos sus recursos. Donde la principal filosofía se centre en la obtención de conocimiento y la preservación de la integridad. Profetizaba el estancamiento de la isla. Sus soluciones eran la e

el horno de su mente calentaba toda esa materia, amoldándola.

mí?—Recorrió el mos

s. Las razones por las que me expulsaron del Templo de las Gracias. Mis secretos de alquimista. He llegado muy lejos... y pienso

do en dejar a Friedrich a cargo del trono. Pero... era un asiento muy incómodo. El trono de madera oscura rechinaba y los refuerzos de

ro y se esfumó en el bosque. Quejas sobre ladrones. Robos. Asesinatos. Violaciones. Un hombre mayor decía haber visto deambular a un hombre o... un animal con enormes cuernos, en l

e darle a sus hijos para comer, porque el jefe no obtenía ingresos. Mató y robó, Friedrich lo ma

n desastre junto con a unos cuantos magicians de rostro demacrado. Con ello

shilachados del ángel Uriel, bordado en hilo de oro. Argel tenía el cabello en forma de largos rizos color arena—. La Sociedad de Magos cerr

es de abrir la cripta de los reyes olvidados... Un mal había sido desatado sobre la faz de la tierra con un temblor en las profundidades de las cavernas. Argel Cassio parecía agotado, tení

os a un rastreador en la guarnición bastante hábil. Podía seguir a uno de ellos... porque decía que los escuchaba retumbar a lo lejos. Estuvimos largo tiempo, intentando acorralarlos mientras subían al norte a través de las afluencias subterráneas. Entre la montaña Pezuña y la colina Fauno existe un abrupto sendero donde convergen las cuevas subterráneas. El mapa nos mostraba las bocas de las cuevas. Dividimos el grupo, comunicándonos co

calor profundizaron en las extrañas de las cavernas. Estábamos en la cúspide de las montañas ardientes. Cuando... en medio del valle, la bestia emergió de la tierra calcinada con una lluvia de guijarros y terrones encendidos.

s lo bombardearon con fusiles, centellas y partículas ionizadas. Las proyecciones desprendían trozos de su coraza. Pero... La sierpe se descontroló y subió a una montaña. Intentamos

da... Subió a cada cordillera, destruyendo las defensas de los magos y triturando sus cuerpos en sus fauces. Lo rociamos con Evocaciones Elementales de Combustión. Penetramos en su piel con poderosas Evocaciones de Ionización Estática, tan potentes como truenos. Lo azotamos con corrientes de aire capaces de arrancar

e de un bocado. Lo hizo trizas con una explosión de entrañas. Por dentro, era dientes maltrechos y hedor. Tragaba personas, árboles, piedras, caballos... Todo lo que entraba en aquella muralla dentada desaparecía. Eran mil cadáveres putrefactos, nunca había olido algo tan desagradable. Mi alma se impregnó con aquel aroma nauseabundo. Tenía gana

Evoqué un relámpago, vibrando, energético, desde la punta de mi varita. El chorro morado de energía galvanizada inundó esa boca monstruosa llegando hasta la profundidad de aquella garganta cavernosa. Escuché sus venas reventar por dentro. Sus espasmos violentos aplastaba los árboles calcinados. Murió entre violentos retorcijones. Todos habían muerto. El cadáver de la sierpe estaba ensartada con picas y lanzas, atravesando su c

, rasgado y del cinto colgaba una vaina sin espada. Sus pantalones quemados y sus botas derretidas. Escupió al suelo y s

e buenas noticias, su mensaje fue más breve. Decía que unos intrusos habían entrado a hurtadillas al castillo, habían robado una de las cajas con los hallazgos de las criptas y mataron a ocho guardias. Friedrich dobló la guardia nocturna y cerró las puertas

ntadas y besos de despedida. Subió al adarve de la muralla, mientras el viento y la lluvia le golpeaba el rostro. Pensó en Annie y se llevó los dedos de oricalco al colgante oculto en su pecho. El informante siempre era una sil

evo rey?—Le pregun

uraría toda la noche. El suelo se mostraba distante desde el adarve. La sensación de vértigo lo invadía al mirar las estatuas chorreantes y los c

o os i

o qu

s. Varias personas. Guardias habían desertado. Incluso algunos magicians abandonaron los Château. El movimien

e se encogió

ra. El hombre las recogió, sacó unas monedas de oro y mordió una. Solo así comenzó a hablar de verdad... con un poco de oro en la boca—. Ellos... son los

uán

r—. Pero... los seguidores aparecen de todas partes. Homb

esmembrados. Hombres ahorcados. Centellas. Recordó las últimas palabras de su esposa: «Annie... Cuídala por favor. Annie». Batallas encarnizadas con montaña

ía hacer algo... antes de qu

hombros en un gesto que a Fr

rumores de q

íme

rumores

crujido. El polvo le cubrió el guante desgarrado. El trozo de ladrillo cayó, súbitamente, al vacío negro de la tormenta

menazó sin dudar, señalándole

pucha calada—. Con un buen botín... estaría más que dispuesto a hablarle toda la noche. Sufici

ban gastadas y el suelo mojado. El informante se veía delgado y ágil, podría huir

lo que dijo—.

vivió. En el sur, en un pueblito conocido como Rocca Helena, coronaron a un Rey Dragón. No sé quién sea... de verdad. Se supone que asesinaron a todos los S

uina y miseria como niños buenos. El pueblo sospecha lo de aquel temblor, creen que está vinculado con las plagas y la peste s

—. La rebelión frustrada de los dragones contra el rey Julián Sisley es un gran e

guerras que arrasaron el mundo antiguo. Creo que... tú puedes hacer

un traido

e encogió de ho

dos los días. No vestirse con harapos. Buscar una buena mujer y criar a los niños... sin saber lo que es la p

el h

sla lo sabrá dentro de poco... Todos vendrán aquí y se pasarán tu ho

ía las mejilla

mó—. ¿Qué se roba

tenía una herida suturada en la

iban conmigo a una trampa... Pero los guardias traicionaron al traidor. ¿No te parece una ocurrencia divertida? En fin, esta en l

harse tenía una pregunta incómoda martill

sonrisa muy blanca y bonita—. Épocas de monstruos. Héroes caídos. Emblemas rotos. Sueño

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