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Historia

Capítulo 2 Por si tu corazón busca algún dueño.

Palabras:8887    |    Actualizado en: 08/04/2022

árbol

aba sola en un bosque oscuro, el viento hacía susurrar las hojas en una lengua olvidada, las ramas crujían y

hamuscadas esparcidas en todo el lugar. En el centro, se alzaba una estatua de mármol negro, perfectamente tallada... de su padre. Lord Verrochio, des

a, pero la estatua cobró vida y la estranguló... Los dedos de piedra se

su madre. «Lady Annie» se llamaba su madre… Cuando su padre la m

rdas mucho a ella, no lo culpes. Puede parecer un hombre frío y déspota. Pero su amor por ti

, como regente. Incluso, tras perder casi todo el brazo en el accidente. Seguía sonriendo y llevando el manto del alquimista con orgullo. Tal como se

ado de alquimistas. Desvelando secretos. Los había escuchado, desde su habitación, a través de las delgadas paredes. Ell

alquimista bajó la voz y

scuchó otra voz.

as otras dos—... En los secretos de los antiguos reyes. Existe el poder

y sec

encontró y regresó. Nadie sabía dónde se escondía la fuente de aquel conocimiento prohibido. Todo comenzó alrededor de ochocientos años atrás. Cuando ocurrió el primer levantamiento de los dragones. La alianza de los Wesen y los Scrammer contra los Sisley, donde ambas familias sufrieron pérdidas y los Wesen se extinguieron. Pero eso fue hace centurias, y

fia Antigua... Todos los grandes misterios que los alquimistas luchaban por rememorar. Durante su mandato, el rey Julian había prohibido la alquimia. Muchas prácticas habían permanec

ulián—había escucha

abría ante ellas con una alfombra de baldosas relucientes. Los adornos colgaban por doquier: luces coloridas atenuadas por el atardecer, listones, linternas, blasones y tiendas. Las

nie. Últimamente, había crecido unos dedos y el busto se le vislumbraba bajo el vestid

Pero, Niccolo siempre decía que Annie era más astuta

ras el suelo se encendía en fuegos verdes, azules y dorados. El mago errante disfrazado de hojas, tomó un trago un brebaje y escupió a una antorch

pensamientos—. Lord Milne contrató una gra

de libros de su padre. Ella también provenía de una antigua familia de magos del Antiguo Continente. La leyenda de origen de los Verrochio, a diferencia de los seres de luz de los Leroy. Contaba que eran los hijos de hombres y ninfas del bosque. Aquellos héroes de la antigüedad que sedujeron a las hermosas habitantes de las profundidades de la espe

o creciente en sus células en ocasiones. La energía primordial que se ionizaba con las imágenes elementales. La transformación energética. Quería pedirle a su padre que la

a sus gruesos de tomos de teorías. Tesis de Proyección. Cuestiones de Evocación. Conversión Energética. Redescubrimiento de la Maeglafia. También les enseñaba conocimientos

aburrido... que busca cosas que no existen en las estrellas. Pero, la verdad... me asustó mucho, con sus suposiciones—subieron una escalinat

ltó una

or del amor, la pasión y el deseo. La luna refleja nuestras más sinceras proposiciones. ¡Es hoy! Todos en el Jardin de Etoiles lo profetizaron. ¡La noche de los amantes! Debemos decírselo. Niccolo suspira por Miackola. Siempre

r la euforia colorar sus mejillas cuando ambos se hablaban. Mia los había acompañad

, Nic

mirada—. Ya sabes, Annie—se sonrojó con una sonrisa—. Quiere un poco de calor femenino. Desea a Mia, pero juega al papel del joven frío, que no ne

ceño. Sus cejas r

e la silla hasta Niccolo y arrancándole

la boca, ahoga

nspirativa—. No quieren comerse el uno al otr

illas se le

idió que se lo enseñará, él se sonrojo y no quiso volverle a hablar. El libro le enseñó que el hombre acariciaba con esa espada el ombligo de la mujer hasta que tenía ganas de orinar y le apuntaba al ombligo, de allí nacían los niños. Aunque el pipí no huele tan bien. Una noche

so. La fuente de la calle manaba agua cristalina y sobre ella, se erigía la estatua del Héroe Rojo. Un adusto e imponente hombre ataviado en una capa de piedra que lamía sus talones y ocultaba su cuerpo. Su rostro ceniciento de ojos ciegos custodiaba el Palacio de los Héroe

otado al Mago del Frío, liberando a la isla del crudo invierno asesino. Fundador de la Primera Orden de Magicians, se encargó de

salitre. Era un olor... embriagante. Estaban lejos del mar y aún así esa persona portaba su solemnidad. Pero a su nariz llegó el pe

uro de tres varas de alto. Parecían más lúgubres mientras bordeaban las lindes del canal: había animales extraños, aves de caza, serpientes de colores exóticos, gatos majestuosos y artilugios que

taban ayer—s

n una amplia mesa flanqueada por un gu

os. Viven en lo más recóndito del Bosque Espi

ecr

ualquier ofrenda con poder. Y ellos te satisfacen con sus brebajes, conjuros, te libran de una maldición, echan un vistazo al

tió un es

no acabar en cinta. La bruja siempre pide un mechón de cada amante. Es una mujer bastante joven. Su puesto permanece abierto al anochecer, a veces desaparece... Pero tiene un conocimiento del Mis

d. Una joven de cabellos plateados exhibía sus espec

ía a canela, nuez moscada, menta y duraznos... A sueños de verano y deseos enterrados. Aquel olor despertó una sensación cál

—Louis sonrió, pícara. A veces Annie dudaba que estuviera cue

que sea b

la cara—. Que va a saber un

mentada y alegre. El humo de la grasa subía en jirones por las guirnaldas. Cruzaron las calles empinadas, abarrotadas del gentío. Pululaban cantantes, titiriteros, actores. En un escenario empotrado dos actores disfrazados de Sir

olaron de ella—. ¡Manipulas fuerzas que no comprendes! ¡Voy a destruirte Mag

múltiples anillos con joyas y Maeglifos. Las capuchas rojas corrieron a él con espadas de madera, pero el anciano con un movimiento de sus manos convirtió a ambos en sal. O eso parece que hizo, porque en verdad los roció con sal pu

ra un mago errante de túnica y cabellos morados que hacía que sus sombras se batieran a duelo. Pero al ver mejor, notó que no eran sombras... Eran figuras líquidas de tinta que sostenían sables delgados. Las formas se movían, ligeras, con los movimientos del mago. En

Scrammer se enfrentaba a un monstruo reptiliano. La música de una manivela envolvía aquella caja. Los niños se sentaban mientras la mujer entonaba las voces. La marioneta de Seth le

plagado de estantes con toda clase libros, tanto en el idioma antiguo como el nuevo. En el segundo, se exhibía el cristal y las habitaciones de los Brosse. En la terraza se podía apreciar el firmamento estrellado y

gaminos. El resto de la biblioteca estaba desolada. Al parecer, ellas eran las

Annie —l

iturno, intelectual, solitario. Tenía el cabello y los ojos cobrizos. Esa tarde llevaba una túnica gris de largas mangas que le llegaban a

Louis tocándole el b

en Puente blanco, atravesando el Bosque Espinoso. Vivía con su otro tío Marcel Brosse, un enorme guérisseur reconocido en Obscura por sus conocimientos. El otro, un cuentista y cronista de renombre. Niccolo impartía clases de historia, matemática, filosofía, geografía, a

renuente de las demás personas. Annie no sabía que había causado, que él terminará de esa forma. Aunque...

uma iba y venía con una caligrafía majestuosa mientras firmaba el papel impreso. Mojó la punta e

bía dibujado durante aquellas místicas noches con su catalejo. Últimamente, Louis iba a visitar con más frecuencia al escribano que todos los demás. Debido a que retomaría algunas clases. Después de comprobar el cálc

el Antiguo Continente

il años?—corroboró Loui

onspirativo, miró a l

nes que transformaban la esencia en energía manipulable. Le encantaba la historia de la isla. Las guerras, las traiciones,

¿

de las primeras guerra

studiamos e

lo as

o en funcionamiento—

Incur

nte acudieron imágenes de batallas y héroes.

s... muchísimo más. Se cantaban otras canciones y se creían en otros dioses. Las tribus vagaban por el mundo libre. Escribiendo sus leyendas y construyendo a las personas que sobreviven hoy en día. En esos tiempos, una revuelta provino del oeste. Del otr

de conquistas, masacres y tempestades. Las historias que se cuentan de aquella época, en su mayoría son relatos orales.

n era apasionado

los sucesos—. Las tribus nativas se vieron esclavizadas. Sus tierras pertenecían a extranjeros. Sus creencias fueron erradicadas. En aquellos tiempos violentos, de tribulación y miedo. Las tribus pactaron una alianza bajo el liderazgo de los Sisley. Los Brosse de antaño que volaban sobre alicantos—miró el pája

aron y se asentaron junto a un reino próspero. Fue el primer rey de la Tierra Antigua. El nacimiento de una ciudadela donde convergían lo

por la diferencia de clases sociales. Los linajes, el mestizaje y los prejuicios. Las constantes expansiones de los enemigos destruyeron el imperio que forjamos. Nuestro reino acabó en la ruina y nos arreba

s que buscaban destruirnos. Rodeó las costas con corales afilados, para evitar que los barcos enemigos atacaran. El Rey Exiliado llamó a esta is

raba por las ventanas. El recinto estaba obscuro. Nicco

a noche d

staba impregnado de carne asada, especias, almizcle rancio y Lujuria quemada. Rememoró el sueño que tuvo cuando llegó a casa, estaba sola. Se tiró en la cama y se echó a llorar, se ponía emotiva de la n

vieron sus imágenes cósmicas, separadas por la bestia negra del anochecer. Bel adoró las creaciones de la luna: figuras femeninas, plateadas, hermosas y misteriosas. Al no poder tener a su amada... Plantó las semillas de los primeros hombres en la superficie de la luna, siendo alimentados por los polvos estelares. Crecieron hombres, fuertes para proteger a las mujeres, débiles ante su belleza y sabios para comprenderlas. Los dioses les regalaron la vida, y ellos transformaron la creación... en el amor perdido que ellos se profesaban, pero no podían otorg

a puesto un ligero vestido morado y sandalias de piel, atadas con cordones que le llegaban hasta las rodilla

igura mostraba demasiado para su edad. Pulseras de plata en las

on una sarta de cuchillos en las manos. Comenzaron a hacer malabares, para el horror del público… Todo el mundo miró asombrado la destreza de las manos de los malabaristas, los cuchillos volaban en círculos y eran atrapados. Hasta que se subieron a los hombros de un tercero, vestido de dorado y negro con una máscara de chacal pintada de oro. Lou

na mueca cuando la probó. Luego el muchacho se lo ofreció a Annie y la pro

e estaba dejando crecer el bigote, pero apenas era una pelusa en su labio superior. Tenía un

ueño era ser magician y su familia lo apoyaba con orgullo La varita fue a parar al colosal roble que reposaba contra el edificio vecino a la biblioteca, un ancho

ro una rama estaba podrida y se quedó en su mano mientras caía... Escuchó como su cuerpo aterrizaba sobre el brazo con u

n retante. Una mujer de la multitud se acercó con una fina espada que brillaba con la luz del espectáculo. Jean abrió la boca como un idiota cuando la mujer se desnudó, tenía piernas musculosas y unos grandes pechos de pezones rosados, su cintura describía una grandiosa curva. El fino vello corría desde su intimidad escondida hasta su om

. En sus ojos oscuros se reflejaba el reproche y la tristeza.

anos. Los árboles de la plaza se movieran de su sitio. Los hombres envueltos en disfraces de hojas cosidas se adentraron en su círculo de fuego creado por braseros. El espectáculo de los magos errantes era muy vistos

la cuerda de una lira. Una nota aguda

cará un pedazo de su alma. Era el mismo rubio que vestía de blanco y morado. No sabía si era un mago... su esenci

rte que ya ten

erdo vive aden

n que está perd

enta que ha caíd

de allí eran pocas, amantes entusiastas. Unos ojos luminosos se acercaron a ella con rapidez, dio un respingo. Un gato

texto para acer

n tal vez pare

odo el coraje q

te lo que nun

viejo fresno, parecían succionarse los labios. Devorándose con soltura. Ella estaba sola, sintiendo un frío cada vez mayor y una soledad repentina. Pensó que todos tenían a alguien, excepto ella. Hast

rdate

razón busca

mil besos e

hes de las que no te

que jugaba con las más profundos engranajes de su mente. Retrocedió un paso, confundida, luego otro, asustada. Sentía las

aldas contra Camielle Daumier. El cue

nimales, en torno a un cuello menudo. Camielle nunca le dio miedo, pero desde que salió impune de la vez que le rompió el brazo a Jean, le resultaba temible. Tenía un aire perverso, había leído historias espantosas de los Daumier. Cuentos de magos negros y personajes malvados. Alegaban ser nahuales: personas que

con una sonrisa. Le sac

iell

traría en el instit

l instituto?—Repl

onrió, lobuno—. Todos los Daumier estamos malditos, desde nuestros orígenes. Llevamos el pacto del demonio en la sangre. Tuve un tío que tenía un oso, pero cuando lo poseyó... estaba hambriento y se comió su cuerpo humano. También hubo varios Daumier en el Antigu

Bajo toda aquella superficie de demencia había un brillante desquiciado. Pe

a sombra negra de ojos rojos se movió detrás de Camielle. Recorrió el filo con un dedo, se colocó el puñal contra la mejilla. La mancha roja parecía una lágrim

le y su mirada de rubí hizo que se le borrara la sonrisa del rostro. No pasó mucho, hasta que Camielle se marchó. El joven se sentó junto a ella. Vestía una capa negra con guante

vestido. Quizás fuera el afrodisiaco en el aire. Sus ojos llamaron los suyos y s

a. Con un sentimiento agradable recorriendo sus piernas. ¿Cómo se llamaban aquellas hierbas que quemaban en los

voz era un matiz

le salió en

dió su brazo y Annie lo estrecho

sus preguntas alimentaban la conversación. Ella le contó quien era Niccolo, de cómo Jean se cayó del roble y que le daba mucho miedo el cuervo de Camielle. Se olvidó por completo de Louis y de Jean, de su padre y de todos. Re

a?—Pregunto Annie, con tono cómplice. Qu

ro. El humo flotó, pálido, en toda la plaza y sintió

o cierto es que ella es el testigo de nuestra existencia. Ha visto a los antiguos nacer y morir. Imperios levantarse y decaer

ndo de rojo a medida que las horas avanza

ició una mejilla con aquellos de

intió sus rod

y bella sonri

pasaban volando, la atracción que sentía por él era inigualable. El nacimiento del amor estaba pronosticado desde que vio el brillo en sus ojos. Lo sintió... V

una desesperada tristeza. En sus manos llevaba un saquito de cuero con el que arrojaba polvillos fino

pecoso le alcanzó un largo cayado de roble rematado en oro macizo. Arroj

s bailaban, era flamas. Annie lo reconoció, era Julius van Maslow el Mago Morado del Crepúsculo. El espectro estiró los brazos ardientes en torno al mago morado. Pero, cuando se cerraro

ados a la vida otra vez—pronunció el joven.

bían y reinaban estruendosas carcajadas. Pasaron junto a uno dormido o... posiblemente muerto, que apestaba a ron. U

ue—. Espadas. Un duele de espadas. Don

nvainó un grueso mandoble entre palabras obscenas. Olió su esencia: pelo quemado y a incendios... Un demonio rojo. Las rodillas le temblaban con mirarlo, ese hombre debió haber q

omoplatos y describió un fiero arco, con un destello plateado que impresionó al público. Empuñaba una espada ágil y grácil, elegante, comparada con el grueso mandoble de Alfred. El magician de la cicatriz se quitó la capa,

cortó el aire con tanta fuerza que los oídos de Annie silbaron. El jaque siguió atacando, bailaba con mucha agilidad, evadiendo al hombre de la cicatriz que

herido, aulló y describió círculos con torpeza. Sus pies buscaban al jaque... Dolorido, se acercó como una presa rab

roso grito se levantó por encima del escándalo de la multitud. Alfred parecía que iba a morir, por la forma en que se apretaba los intestinos salidos... Eran serpientes azules que salían de su interior. F

lló con Alfred Van Lene. El vino ardiente chorreaba sobre el perdedor, lamiendo

usurró unas palabras y de su brazo brotó una lengua de fuego dorado, que envolvió al jaque... con un quejido. El aire se cubrió de

iejos recuerdos—Annie intuyó un pensamiento flota

un reguero de sesos, huesos y sangre por los adoquines... uno de los ojos cayó cerca de donde estaba. Annie soltó un grito, y se dobló por la

mon

tio lejos del ajetreo y el olor ferroso. Cuando abrió los ojos... estaba lejos del ruido, de la sangre, de los hombres y las mujeres malvadas. De d

nombre?—Pregu

Sam W

de la mano. El guante era terso y duro—

problema

Sa

¿

la batalla. Ninguno debió morir... Ellos so

. El morir implica dejar atrás todo por lo que has peleado. Los primeros que habitaron esta isla debieron sentirse

hor

s o los magos errantes borrachos, retan a los magicians. El juramento otorga un comportamiento a la altura del estatus, que conlleva el ca

as como un héroe

rqu

n no estab

am se pasó un de

ban obsesionados

rillo húmedo cubría su boca. Sus la

corriente energética recorrió su cuerpo a toda velocidad, dando vueltas y retumbando. Sus labios eran miel pegajosa y suave, tenían un afrodisiaco más poderoso que la Lujuria impregnado en la carne... Era un beso suave, quizás el más suave que sentiría en su vida. Sus bocas se unieron, existía pasión, ternura, gentileza... El calor le nació en la boca con un profundo ardor y

ando?—dijo

rán». Quemaba en la nariz. Su esencia hermosa era un perfume de rosas, mezclado con un

os por los dedos cálidos de Sam. Sus bocas se unían en una batalla de placeres. Quería besarla, devorarlo, pos

fesó Sam... casi

Que aquel sueño no acabara nunca. Sam deshizo el beso,

susurraba. Aquellos ojos rojos lanzaban chispas ondulantes. La sensación de placer se volvió agobiante, la poseía, la tomaba, la estiraba ha

rró sin c

do lo que

S

mientras aquel extraño la tocaba. Bajo su merced... Lo sentía a través del cam

me entregues tu

os celestiales. No podía renunciar a las sensaciones.

—Preguntó Sam con una sonrisa lobuna

cabeza se removían fulgores hirvientes. Entre sus piernas sentía un c

so perdía contr

s espirales. Se lamió los labios en busca de aquella sustancia delirante

es

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