cía ser muy rápido, así que lo perdí de vista cuando entré al interior de la estación, este estaba manchado de sangre por todos lados, los pap

cajas, curiosamente contenía periódicos. El gigante rompió la puerta de un golpe, tod

mantenía como bien podía mis ganas de gritar y de salir corriendo, apretaba los dientes con fuerza, temblaba sin control, y todo esto aumentó cuando la cabeza del gigante se g

unos pocos metros de mi posición, la curiosidad me llevó a asomarme otra vez al vacío, abajo un río de sangre discurría con fuerza, pero en los bordes habían depositados millones de cadáveres, brutalmente torturados, pero entonces el suelo siguió desapareciendo, no debía caer ahí, empecé a correr, y de las m

o fuera la de salir corriendo por aquel panorama, corrí y corrí, evitando mirar a los lados, que era por donde también salían esas b

e y el arrastrar de su cuchilla metálica, susurros que parecían decir algo, pero que yo era incapaz de entenderlos al co

a tirar de mí con bastante fuerza, queriéndome llevar al vacío, al mismo tiempo yo me agarraba como bien po

taba ensangrentada completamente, su mirada era de odio, pál

, hazlo!- solicité su ayuda

do al infierno por las e

a un monstruo, cuando estuvo delante de mí, lo estranguló con gran fuerza, luego lo acuchilló y lo lanzó a

más tarde me desperté en el mismo banco donde había empezado todo, y para mi sorpresa volvía a haber gente en la estación ¿Qué demonios había

nsamientos, sin nada más que hacer