s recuperé mi bolso y mis pertenencias, después de que me chantajease por tanto tiempo. Simplemente debía vol
fensa; el chico muy pocas veces abre su ventana y lo más sospechoso de todo esto es que lo hace cuando el sol se oculta antes de que anochezca. Hace dos semanas que se mudó y según m
unas horas. Por cierto, tienen un hijo más o menos de tu edad, según me dijo la vecina, el chico es muy apuesto. —Levanta sus
rtancia—. Lo conocí unas seman
mentón como si analizara algo—. Ahora q
e, mamá salió a comprar un pastel para llevarlo a la dichosa cena. No entiendo por qué me arreglo tanto,
ara resaltar mis ojos marrones claros y vierto un poco de perfume. Arreglo el labial que se salió del límite, ac
encontrarme que ya mis p
ersonas elegantes y muy corteses. Busco al
mi corazón palpita acelerado—. Ve con Ester al jardín mientra
l. Me dirige por todo el pasillo y traspasamos una puerta de cristal, estas personas no viven mal y se dan ciertos lujos. Nos sentamos frente a
clara su garganta—. Ester... —arregla divertid
a mi lado más coqueto, aunque siendo sincera..., yo no sé coquetear—. Fui arra
omo la leche y resalta esos ojos amarillos que brillan con más intensidad. Tiene varias pulseras en sus muñecas y algunos cordones sobre su cuello. Lleva varios botones abiertos dejando ver la piel de su clavícula y dándole libertad a las gargantillas para mostrar lo bien que se ven en sobre su p
. Me gustan tus cordones, son muy lindos. —Trato
algo! Su perfume inunda mis sentidos cuando se acerca a mí, se posa detrás y toma mi cabello que, por ser rizado, no hay manera de que se quede quieto a los lados, así que lo tomo con mis manos dejando mi cuello expuesto. Me estremezco al senti
con mi cuello y varios escal
ida y salud que me dan ganas de comerte y disculpa si sueno atrevid
ntonces, como si un genio de esos de las lámparas mágicas escuchara mi deseo, el rubio pálido se localiza frente a mí y se acerca tanto que su delicioso perfume me transporta lejos. Sus ojos me escudriñan de una forma que no sé
n Ewen grita desde adentro, rompiendo esa ext
fuera su presa y debo reconocer que esos ojos amarillos me recuerdan a un felino salvaje. Sí, me siento como una tierna e intimidada paloma ante él, q
padres mantienen una conversación muy amena con nuestros vecinos; a decir verdad, se llevaron muy bien desde el principio, lo que
ientos y de momento me lanza una
. ¿Por qué no llevas a Ester a dar un paseo? Claro si ustedes están de a
te—. Ester no tiene amigos cerca de casa,
ovocando, puesto que este chico me da ganas
icas me sacuden cuando nuestras palmas se unen. Me levanto y quito mi mano c
Ester —comenta mientras camina
hay mucho
epente y se me hace una pregunta tont
iecisiet
eci
razón por la que no
he ido a la escuela
n de la sorpresa y él se
a. —Baja el rostro—. Lo que deseo aprender
¿Por qué no vas al colegio? Y... Si ya sabes lo básico, deberías ir
ias direcciones como b
rarme. No entiendo su argumento, sin embargo, n
regunto esperando disipa
las bebidas rojas y observar l
o es raro..
a con mis manos de la sorpresa
más disfruto
saba que encendías la radio o algo así. Creo que deberías dedicarte a la música, de verdad, eso s
ial en los ojos. Asiento con nerviosismo y él sonríe con dulzura. Que l
s gustos y situaciones graciosas, aunque él
ando y no creo que sea conveniente. Hay algo en él que me da tristeza y me alerta,
*
ra
uella ventana. No puedo darme ese lujo, ell
bes alejarte de mí,