propuesta, también algunos vainillas curiosos que venían a ver de que se trataba o que querían experimentar una nueva experiencia junto a su par
e la gente que iba a los talleres se hacía un filtro para dejarlos pasar a la zona BDSM, lo sé, quizás sonaba un poco excesivo, tanta precaución… pe
rita bella- Dijo mi Amo un día cua
respondí sonro
do mucho y no solo como mi s
lo mejor qu
haces m
en que sus ojos se llenaban de orgullo cuando me miraba era algo que no tenía precio, con
esado o algo así… él estaba muy ocupado con su trabajo durante el día y yo con el mío en la noche, los días libres intentaba seducirlo pero el solo decía “Ahora no
ha presión en su trabajo, quizás había algo que le preocupaba y no podía compartir conmigo, eso me entristecía un poco, que no pudiera confiar lo suficiente en mi como p
n servilletas en las mesas y unas cuantas botellas de algo que ya no recuerdo en la barra, así que fui a la bodega que estaba
dijo, era la voz de Carola, una
on ella, creí reconocer la voz pero no… “no puede ser, ¿ver
somaba y veía con horror como mi Amo forcejeaba con mi mejor amiga para desv
e llevar- Respondió mientras se desabrochaba el
on terror, mi Amo tenía mucha fuerza, era im
nto sentí deseos de salir corriendo de ahí y hacer como si no hubiera visto nada, enfrentar una situación así me traía muy malos recuerdos, mi instinto era correr, todo mi cuerpo me alertaba
e mi escondite, Caro abr
e yo no… -dijo acomodán
- contesté con una voz tan tranqu
o lo miré sin poder reconocerlo y sentí muchísi
que vas a decir en tu defensa?- Di
uedar frente a mi y me dio una bofetada muy
debes respeto- dijo haciéndose el ofendido mientra
o que seas mi Amo- respo
a 3 años de relación por una estupidez si
rtancia” no puedo creerlo, ¡me das asco! Y no
taba abusa
que parecía… -Dije sosteniend
por la cintura y
n vaso de agua… soy yo, me conoces, fue ella l
cerlo ¿lo ha hecho con alguien más?- pregunté
ero, de algún modo, su
e el collar y vallase- Di
ien… no hagas algo de lo que
ad para poder irme de aquí… no lo haga má
n calma- dijo sosteniendo mi b
, maldito psicópata ¡¡¡¡quiero mi libe
oz- dijo c
l vez tiene miedo de que le diga a todo el m
evas a amenazarme, puta, no eres nadie s
al patio donde estábamos, él era uno de los guardias del pub
i collar de propiedad y agregué mientras Oscar lo sostenía- si ud no me lo quiere quitar lo haré yo misma, pero desde est
ad y ahora me sentía como un juguete viejo sin baterías. Me encerré en mi oficina y me quedé ahí llorando hasta las tantas de la madrugada, repasando cada una de sus palabras y excusas en mi cabeza, pero sobre todo esa maldita frase “sin
mismo en mi oficina, recostada en un sillón que