n golpeaban el sue
le de la lujosa en
color negro resplandeci
la decoración del
rin encontró esto cómi
empresa no tenía co
dero
ntrada princip
rio de la recepcionista.
lizado, al otro lada arriba, la decora
na letra B de Buckh
ión se colocaron en p
que casi se l
de las escaleras que c
había un centro de vid
fás, dos en negro
de
na con el ceño fruncido q
un poco distante ha
l grupo de autos qu
rgüenza que había pasado
sa voz llena de a
es y profanas. Tambi
el hospital, eran dos
pre
había destrozado verbalme
llevándose a su hija
u
za. Hablaría con
ecuperar la cus
cta como ella y su
n acu
los mejores abogados
lissa volviera a e
e utilidad? ' pregun
terrumpiendo los pe
hacia la mujer, se di
por la mirada morena
una falda beige, soc
y una camisa de vestir
jo acompañó
ar con la Sra. Fabi
simpl
untó la recepcionist
c
in F
ic en uno de los botones
mbr su nombro. e y después de menc
Sra. Buckholz es
uniones todo el día. El
o d
respir
er otro día?! ¡¿Qu
olver otro día. trab
otro día ella no le respo
ld
se acercó a esos
ogió una de las revistas
ado. Leer y releer periód
Fabiola simplement
or. Podría ir directa
tivo y conduce a ca
sentimiento frustrante
uridad agarrando su
dirme así, era por M
os sabe dónde est
as. Erin miró su
una pared. Tus
, dentro de esos
era fue
los dos relojes, e
quince minutos. la des
az de hablar con la muje
todavía allí,
ente iba y vení
miradas inquisitiva
snob. Eso es porque el
olo la rec
razón para que F
su reino, de arrib
les, muy por debajo de l
á po
se puso de pie, fue
se abrió. Él la vio de
dentro de esa fald
. La acompañó
cutivos y sus su
Erin sintió que su cor
efectos que Fabiola tuv
ant
ontró con la verde de
n ellos. Chisparon como
mente hacia la salida,
í durante casi cuatr
o, con los p
. No podía dejarla
a. Pero pronto fue det
iera llegar a la
háblame!" ¡
por favor", pidió
con esa víbora
équito, Fabiola
que mantenga la
on ese asqueroso m
casi sin aliento: "I
a bolsa y se la arr
pea
se detuvo, ante
resa. Miré la b
ía pisarlo, apl
o le permitió hacer es
se volvió hacia Erin,
or. Él l
de esta mujer para
rin pasó del cambi
ensucian. ¡Ere
el bolso de Erin a
ntigo", dijo con frial
te a
al guardia de segurid
en el hombro. Cuando
s con desaprobación
a atención de l
el ascensor y espe
nocerte.
o extraño dentro de t
Durante todos es
s y desen
o Odio y
scensor y vio como
cesaria, como para ro
. Mantuvo su habitu
reojo, pero su ca
puerta gris metáli
eji
a? ¿Y por qué estaba tan
rend