Hagamos parpadear las estrellas

deció con tu presencia y enflaqueció al perderte… Mi c

land, New York, Domingo

primer dí

a Ru

i el cielo dej

científico, para mí significaría la pérdida de mi éxtasis. Extasis que no cambiaba, porque ya sea desde Re

cada segundo de ella, viéndolo, pero igual sería icónico cada día. En mi mente, el amor debe ser así o no sería amor. Habitual, pero s

humanos más que alguien nos

cesita de algún esfuerzo mío… el cielo no necesitaba de algo mío, simplemente estaba ahí y ya. Es

a y yo misma, eso viene de que aunque mi cabello resalta con el color ro

do zigzag y el silencio es casi escuchable, ¿Debería pre

erte y el final del camino para los vivos, ¿Soy la

ás lejos que llegaríamos, sería a una lápida más concurrida que otra, pero no es algo que quiero estancar en mi mente por mucho tiempo, tristeza ya tengo demasiada ahora mismo. Sé que es iluso pensar que todos

ntra antes de morir me hacía feliz. Quizás porque eso signifi

que rompía el alma, una melodía dolorosa y ese sentimiento de que es el destino más lag

entos con las notas que el artista entona. Bailo por unos minutos, hasta que siento que toda la carga y energía negativa que me agobiaba se ha ido. No me averguenzo porque ahora mismo no hay nadie alrededor. Me s

ación extraña, ¿Alguien me miraba acaso

yo

servar a mi alrededor, ¿Qué haré

No, ha de ser mi imaginación. Hay cierto olor a tierra mojada y la esencia de la felicidad que tenía no se va al sentir que él me observó… Él tiene u

itaba aprender a almacenarme en mi alma y no ser perturbada por el dolor exterior justo como él… Aunque él, por lo visto, en su alma tenía

a visto a un

rca apenado por ello. Me encantaría saber qué decía. Es muy guapo, pero no se nota como algu

erlo, ¿Siente mi mi

n beso a la lápida. Se ve realmente afligido. ¿Quién estaría ahí? Se marchaba y yo no podía dejar

o sabría. Quizás n

a dejar tantas incógnitas? ¿Quién sabe?

—le s

i dibujo, ¿Sería é