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Historia

Capítulo 5 Chocolate de la vergüenza

Palabras:4086    |    Actualizado en: 16/10/2022

a Alejandro, pero pronto me di cuenta que no

a mental

vias razones se encontraba vacío. Cuando estaba por vencerme recordé que dijo que no era el único gru

ero la verdad

gaba un escote en V y una falda ceñida. Sonreí con picardía para mis adentros. Después de que ese idiota c

eras y mis brazos cruzados elevando más mi pecho.

a ch

idos y congelados. Los más valientes me miraron de arriba abajo con

estima se elevaba con cada bocanada de aire que ellos no

frente se perlaba de sudor y se agarraba con fuerza a los bordes del escritorio. Estaba mareado,

ncontrarlo? —lo miré a l

e veces hasta que uno de sus compañeros le

con voz de preadolescente del otro día—. C-cre

o. ¿Cuántos g

pregunté menos seduc

ó su compañero mientras s

dorables conejitos; ellos en definitiva lucían tan a

importe que esp

rio, que estaba segura, que Alejandro ocuparía cuando llegara, me giré y guiñándo

uando quien sería el primero en responder, porque ese se

no lograra hacer que ni pestañara cuando me viese, pero más odiaba esa aura de intere

además de este. Y ahora dirige el grupo de tutorías —

buscaba cuál sería mi próxima pregunta entre las muchas que tenía. Alguien ahogó un gritico sacándome de mis elucub

esidía el de biología per

ca —puntualizó el que estaba

rechazaron —expl

in parar de sonreírles. Descrucé y crucé las pi

s días a las si

as a las cuatro, ni

rgico a

ita cuando es

la puerta del salón. No sabía cuánto escuchó y no me importaba. Tenía una mirada furiosa. Por menos de un segundo no estuvo mirándome a los

e a mí, solo

eptado

con una camisa verde botella manga larga. Unos pantalones negros clásicos y u

erándote —l

—preguntó más frío

ra para saber de las tut

rada de Alejandro, se apresuraron a disimular y enterraron sus caras en los libros, justo como habían estado cuando llegué. Se acercó al escritorio pero no quedaba

genda y un lápiz. Anotó algo

artes, jueves y viernes. Así que nos r

s? —pregunté con s

otro suspi

ará evaluándote los días martes, así que podré prepararte el lunes. Y con el profesor Ortega, que te dará Matemáticas 2, tendrás clases

bastante, ¿no? —estaba s

eron. Señaló el papel que aún tenía en mis manos

irle. Me encontraba herida

lamó

lentes y vi que sus ojos eran de color azul, contrastando con su oscuro cabello. Fue él q

eñaló con su cabeza para que me bajara del e

s? —pregunté

espond

o. ¡Lo

si sigo aquí sentada —los chicos

u orden fue seca y caren

odio

as mágicas —le recordé d

una sonrisa brillante por sus aparatos en los dientes y bastante hipócrita, que aun así m

bajarse del escritorio y permitirm

el lápiz en el

ra…

e si te enseñó modales —

as me dio un escalofrío por todo el cuerpo y sentí como esa oleada erizaba todos

rompió el contacto, yo no

él me molestaba a mí. Con deliberada lentitud lo fui a colocar en su mano, solo para retirarlo en el último segundo

llamas? —l

—respondió

coloqué el lápiz en el bolsillo de s

Una vez más victoriosa, porque ahora sentía no seis, s

a victoria sobre el idiota del Hottie. Estaba llegando al estacionamiento dond

ales de tamaño, separadas y en mayúsculas adornaban la sencilla hoja. “Cal

ula cayó

ción de

na zona residencial que no se encontraba ni cerca de la universidad. ¿P

n rápido como se produjo, pero cuando no pude hacerlo, solo me aferré a la idea de que mis encantos si le estaban afectando, y que esas mariposas en

*

—preguntó mi herma

con él los lunes,

Tendrás matemática todos los días de la semana. Te pudo

me llegó como

hijo

ada entrante de Taylor y el ridículo ringt

roo

ono que sabía que ni Ryan ni yo podíamos resistirnos. Y después de lo pasado esta primera semana y sabiend

que escuché los suspiros de mis compañeras de pisos a través de mi puerta cerrada. Él entró com

aún no me había puesto mi vestido

a gran c

os combinábamos el vestuario para las fiestas

preguntó mi hermano aún c

o —respondí—. ¿Qué

de la morena y la pelirroja.

alguna parte de

cerán vírgenes hasta que me muera —llevó

r, aunque no me exhibiría desnuda en su presencia, estar en ropa interior era común entre nosotros. Un

s brillantes en los bordes, me llegaba a mitad de las piernas. Mis tacones plateados generaban

—me halagó dándome un bes

s la palabra

suspiros siguieron su caminar y unas cuantas se atrevieron a lanzarle unos piropos. Las que aún no sabían que

e el follase con cuanta mujer se consiguiese, pero si alguna de ellas se atrev

cupé; sé que en algún momento lo veré enamorado y felizmente casado, pero pude intuir que la que haría posible eso no sería Melissa; y no me

o estaría más que lista para defe

s padres. No fue fácil para ninguno de los dos, y cada uno salió de esa etapa con sus propias cicatrices y cargas;

ien? Luce

ue pensaba en

eg

ro a veces los extra

los ojos—. Yo nunca te dejaré, ¿lo sabes verdad? —Asentí dándole una tímida sonrisa—. Entonce

cería o fies

sea familia de Psicomelissa —reí por el

igo en esta sequía rec

una sonor

si iba de fiesta podía tomar. No podíamos tomar los dos, porque uno siempre era el conductor designado del otro; pero ambos podíamos ir de cacería como hoy. Si e

ituto, así que para esta altura ya sabí

y a clasificarlos. Después de una hora reduje mis candidatos a tres: el rubio que resultó ser un muy divertido conversador; el jugador de Futbol que no era muy inteligente pero tenía

pelirroja que lo esperaba cerca de la puerta, inclinó su cabeza mientras sopes

ilidad y más divertida agregué—, pero creo que deberías irte dos horas

irar a la pelirroja y con una sonrisa lujuriosa asin

or favor de que hayan de mi tipo —dijo Nicole sent

as? —pregunté miran

erada—, parece una fiesta anti LGBT. ¡

aquí hay lesbianas solo

icas que quieren ser hombres —explicó—. Y tampoco quier

su lado y la env

estado conmigo. Te aseguro que con u

ntos niveles me resulta eso ofensivo

ncipessa. Vamos a b

arecer entre las personas, no sin antes observar como T

no de piel achocolatada entregándome la

ondí dándole u

como quien no quiere la cosa, pero yo sabía a dond

bastante grande e impresionante. Pertenecía a una de las fraternidades de la universidad, alfa algo o beta algo, ni idea, ni me importaba. Tenía dos pisos con más habitaciones de las que pude contar, tres baños solo en la parte de abajo y de seguro muchos más en la parte de arriba. Su jardín delantero lucía pulcro y sereno, era la fachada que exponían al público,

or lo que apenas lograba ver sombras en el piso por donde pasaba. Al final del patio, estaban unos bancos de madera alrededor de una pequeña fuente. Nos sentamos en uno

razo sobre mis hombros y me comenzó a frotar mi piel fría. Esa sensación de frío y calor me recordó cuando el Hottie me di

frío? —me

mi cuello para él. Le di una pequeña sonrisa y m

no t

e su dedo rozó mi labio inferior. Me permití entreabrir mis labios solo un poco y dej

n el mismo fervor. Sabía un poco a licor, pero lo suficiente para que el sabor fuese agradable. Cuando su mano terminó de trazar mi cuello bajó por el brazo hasta m

a hacia atrás comenzó a dejarme un reguero de besos húmedos por mi cuello.

das sobre él, mi vestido se había levantado un poco, pero estando en esa posición

gió por las caderas y me acercó hasta su erección que a pesar de las telas que se interponían, se sentía grande, dura y palpitante. Sin ningún tipo de castid

e corriente por todo mi cuerpo. Bajó mi escote y liberó a uno de mis pezones antes de hac

ión al tiempo que clavó una mano en mi

hasta el frente. Cuando tocó ese pequeño botón rosa dentro de mí, dejé escapar un pequeño grito y me s

pies y subir por mis piernas para encontrarse co

ración; su mano tibia tocó mi frío seno y mientras apretaba, tensaba mis músculos para liberar la presión y el calor que se acumul

voz sexy y ronca que ya conocía muy bien y clavé mis uñas en su pecho, imaginando q

orgasmo con la imagen de Alejandro

caba d

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Contenido

Capítulo 1 No es un error, querida Capítulo 2 Repetir nunca trae nada bueno. Capítulo 3 No cuentes con mis encantos Capítulo 4 Pantis Verdes Capítulo 5 Chocolate de la vergüenza Capítulo 6 Ya habrá momento para hablar
Capítulo 7 Ya quisieras que yo tomarte a ti
Capítulo 8 ¿O debería decir los ovarios
Capítulo 9 Pareces saber mucho del tema
Capítulo 10 Sexy, inteligente y hambriento
Capítulo 11 La respuesta correcta hubiese sido suéltame sanguijuela
Capítulo 12 Es como si te hubieses pasado al lado oscuro
Capítulo 13 La próxima vez, solo di que quieres verme
Capítulo 14 Eres tan fácil como tu contraseña
Capítulo 15 Buenos días para ti también
Capítulo 16 Maldito expandex
Capítulo 17 Alejandro, no me mires así.
Capítulo 18 Ups, muy tarde.
Capítulo 19 Estúpido sabiondo cuatro ojos
Capítulo 20 No creo que eso pueda ayudarla
Capítulo 21 Deseé con todas mis fuerzas sentirme más sexy
Capítulo 22 Condenada chica
Capítulo 23 Vomitaré la comida como Nicole.
Capítulo 24 Si yo fuese diario, ¿Dónde estaría
Capítulo 25 Me han dicho cosas peores
Capítulo 26 Así es como se marca territorio
Capítulo 27 La vida es una perra traicionera
Capítulo 28 Hora de romper la promesa
Capítulo 29 ¿Pero qué estás esperando
Capítulo 30 Hacer lo incorrecto.
Capítulo 31 No es el fin del mundo
Capítulo 32 Para luego es tarde
Capítulo 33 Debo trabajar en la fortaleza de mis principios.
Capítulo 34 Me tienes que estar jodiendo
Capítulo 35 EPILOGO
Capítulo 36 Extra 1. Inalcanzable e impasible delante de ella
Capítulo 37 Extra 2: ¿Por qué estoy pensando en su lengua
Capítulo 38 EXTRA 3. Un nuevo crush…
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