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Historia

Capítulo 4 Él es mío.

Palabras:1255    |    Actualizado en: 28/10/2022

lo, pero sin la ayuda que su padre le había ofrecido, no conseguía ningún resultado. Prefirió de

que conocía muy bien estaba acercándose a él. Su amigo tenía una expre

vó un dedo a los labi

levó a Ian. Lo tomó por los hombros, guiándolo hacia una camioneta que estaba detrás de la casa. Una mujer que de

ndiendo el auto—. Será un cor

portón abriéndose. Él arrugó la frente y empezó a rascarse la mejilla izquierda, pensativo.

los dedos al cuero del asiento, cerrando los ojos con fuerza. La imagen de su madre se instaló en su mente, y era peor

iño —lo reprendió la b

iente de lo rápido que iban. No, eso no podía

ogó Ian abrazando el asiento

roblemas con chocar. Entonces, redujo la velocidad justo antes de que un auto impactara contra él. Un fuerte

o. No pudo ignorar la tristeza en los ojos de su padre, y cuando estuvo a salvo, lo abrazó lo mˆ¡s fuerte que pudo. Pegó

ura encorvada, las bolsas pronunciadas bajo sus ojos, y la angustia en

—musitó Tredway

esde ese día pensando en lo que le diría, en cómo se sentiría. Pero al tenerl

guardó durante tanto tiempo ha regresado a su lugar, y no sabe cómo sentir. Un n

dena Tredway tranquilamente—. Déjennos so

su hijo, espera

—Tredway hace un moh

iandra se apresura hacia

, cariño —le reconforta apretando su homb

o a su madre, tan desconocida como él. Ella los mira. La tal Cánada le hace mimos a

ir a mi casa, niñato?!

inutas se aprietan frente a su cara, él retuerce su cuerpecito, y las lágr

onos grises. Cada uno de los utensilios está en su sitio, y el aroma a durazno flota en el aire.

conseja Cánada, meciendo a

casa alberga buenos momentos. La mujer se incorpora, mira a su alrededor, y repite

evita llevar a su nariz e inhalar profundamente. La suave tela sobre su piel

iandra ante los besos en su

u nuca, y se aproximó tanto que sus respiraciones se mezclaban. Diandra retorc

arremetiendo contra su sensatez. Inhaló con lentitud, y acortó la distancia, dejándose llevar po

ura, acercándola más y más. Hundió

emos luego —le prometi

día siguiente intentaron raptar a Ian. Y desp

ed —murmura Diandra,

lcras, y viéndose perfectas. En la mesita de noche aún está la lámpara q

ntencia poni

a lanza al interior de la habitación. Cruza los braz

do—. Ya todo se calmó, y a Tredway

sonreír, y Cánada

dway. Tampoco me importa lo que hagas. Estarás aquí un

no lo conseguirás. Él

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