ca
a mía. Me tomé dos segundos para mirar mi reloj y ya marcaba las seis de la tarde, ya no me quedaban muchos minutos. Y cuando casi me d
dr
ro a mí y a las otras chicas me dijo que hablaría conmigo luego. Según el reloj que estaba en la mesa de noche al lado de mi cama eran las doce del mediodía
la una señora que para mí aparentaba unos cincuenta y ocho años. Sabía que era alguien relevante aquí, tenía ropa de marca y muy estilizada, con un peinado bastante elegante y unos lentes para leer muy modernos. Sus accesorios se
a adentro, solo veían un simple cristal. Me dediqué a observar durante un buen tiempo a las personas que estaban afuera, me distraía un poco
rme en mi cama acostada. Cuando casi me quedo dormida, siento el golpe de la puerta. Alguien es
en su recámara. Aquí está su almuerzo, el señor Maximiliano me ordeno que me quedara con usted para ver cómo se comía todo e
tan amable conmigo. ¿Cuál es su nombre?
puedes decirme Lupita. Bueno, por lo menos
. La verdad estoy un poco desesperada, necesito que usted me dé un poco de información. No veo a mi familia desde que alg
e he trabajado aquí durante años y puedo adivinar ciertas actitudes de mis jefes. Por lo que puedo imaginar, jamás tendrían a una chica que piensan vender o llevar a algún burdel en est
Pero si no quieren hacerme nada malo, ¿cuáles son sus plan
nos para ver si puedo averiguarle eso, por ahor
ranquila con la esperanza de que uste
con anticipación, a eso de las seis y cincuenta / siete tiene que estar lista
so. Comeré y dormiré y usted me hará el gran favor de decirle a su jefe qu
o decirle eso al señor Maximiliano, usted no sabe cómo se pone cuan
más para que su jefe no se enfurezca y la pague con usted. Pero si
perar conmigo, señorita Andrea. Y ahora dígame ¿q
l va a estar su familia? Soy solo una chica más que compro par