img Dulce venganza.  /  Capítulo 8 Alan Vidal | 22.86%
Instalar App
Historia

Capítulo 8 Alan Vidal

Palabras:1965    |    Actualizado en: 04/11/2022

ercomunicador que el alfa de la entrada portaba, por lo que no fue difícil adivinar que se tra

os presento con el fin de que lo conozcan. —Lo miró serio—. Y viceversa. —Leo asintió y observó a todos lo

ndió sobre la mesa de centro, frente a Tanner—. Esas serán las cláusulas del contrato. —El azabache empezó a leer con cautela sin encontrarse con nada fuera d

n los anillos de sus dedos. Necesitaba mantener a su hija vigilada a todo mo

oeste que mande a construir específicamente para ellos, pero no para ti, no. Te quiero cerca de mi hija Leo. —Leo frunció el ceño—.

cia y la petición de mantenerse lo más cerca de la omega—. Disculpe

Leo asintió aun cuando su respuesta no estaba del todo clara para él, no creía que solo eso fuera la razón del exceso de seguridad, pero eventualmente lo averiguaría. Tomó el bolígrafo a l

ás tiempo de traer tus otras pertenencias. Posteriormente, Victoria te dará más ind

a el final del pasillo. Justo l

curioso, jamás imaginó tenerla tan cerca, pero ese hecho era conveniente para su plan. Entró a su habitación encontrándose con un traje sobre la

unto con una blusa roja de escote, también sus senos eran hermosos y le gustaba lucirlos. Pintaba sus labios con un rojo vino muy hermoso, ligeramente inclinada hacia delante cuando tocaron a

se cuerpo era tentación y ni siquiera hablaría de su exquisito aroma que lo ponía tan alerta y dispuesto. Era una lástima como todo eso se desperdiciaría cuando la matara. Miró sobre el espe

irada se volvió gélida y caminó hacia su armario, todo mientras Leo no le quitaba los ojos de encima, Victoria tomó una chaquet

e pequeño objeto era lo único que tenía de su mamá. ¿La razón? Ni ella misma lo sabía, simplemente Filip le había prohibido entrar a esa habitación, donde estaban

no le importó lo ignoro por completo, lo que no comprendía era la forma tan limerente que miraba el pequeño objeto

rsidad y se hace tarde —dijo simple

pensándolo bien, era mejor que no se lo agradeciera, solo estaba alargando un poco más el proceso. Ambos entraron al auto que los llevaría al cole

niversidad de California era la más prestigiosa en Los Ángeles, sería una sorpresa si la hija del hombre más poderoso del país no acudiera a esta. Leo solo trataría de mantenerse cerca de Victo

un bombón. —Rose, se derretía ahí mismo m

en estaba en otra mesa, lejos de la suya, quien a su vez la miraba a ella con su cara s

darle la razón a Rose.

del alfa se concentró en ella y este alzó ligeramente la c

ar ese intercambio de miradas

bombón, quiero veinte para llevar. —So

n..—dijo la omega rubia, recelosa y se c

ir, su aroma viene siendo chocolate amargo. ¿No es ese tu bocadil

refresco, tratando de ignorar el pequeño coqueteo entr

digo q

alfa entre tus piernas, oliendo de cerca lo que más amas

ni siquiera se lo imaginaba, bueno solo lo había hecho una vez y fue

piera que su pequeña hija Vicky está con su guardaes

ría su trabajo esta más que claro. —Rose formó un pu

ería si ella y Leo?... Una idea surgió en su mente y sonrió con maldad, aho

a Filip, sería mucho más fácil seguir sus pasos, pero no, odiaba estar de niñero, incluso después de días así el coqueteo entre el y la amiga de la omega se había tornado aburrido. Cuando llegó la hora de salida fue como un alivi

só percibir una media sonrisa, negó de inmediato, eso no podía ser posible. Frunció el ceño y desvió la mirada, pero no tardo mucho cuando de n

un golpe seco en la espalda y

al ver el aspecto de Alan, su preciado y valioso traje blanco se había ensuciado

frutando el berrinche de Vidal, fue épico presenciar como Leo lo había derribado—. ¿Victoria no vas a decir nada?...Dile quien soy

daespaldas de cuarta. —Lo retó tomando su celula

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY