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compre un nuevo celular a Daniel para que me

y mente en óptimo estado, programe las persianas de todo el pent-house para que se abran al sonar la alarm

en el parque La Mexicana, últimamente no lo encuentro placentero, pues tengo una acosadora que piensa que s

mo amaneció el movimiento de las bolsas de valores, ya que no tengo desayunos o almue

que puedo dormir de más, al dividir el negocio familiar, hubiera sido la ruina de no h

en picada su parte del negocio, el mediocre de mi primo

ado, eso no cambia el hecho de que yo no vuelvo a

evisar el celular, nada, Sara suele enviar algo a primera hora de

subir por el ascensor privado, siempre he sentido que es bueno ver a los trabajadores y sa

enfrentamos se portaron a la altura, no abandonando el barco

a

o no nos aseguraba que estuviera realmente interesado, dejaríamos que él iniciara la conversació

por la noche los mensajes se reanudaron de parte de Daniel, yo que ya tenía luz verde para seguir, parec

ata de mis clientes chinos, al enviar un cargamento de productos sin el etique

decía Daniel, un momento largo y... “Bueno, vaya... nunca hubiera imaginado que me llamarías, sí, estoy fuera de

“Pantaco”, ¡Argh! No podía ser más inoportuno, cuando llame a Karen me dijo que podía llamarle y decirle que era un ma

hacen el paro, dejándome pasar. Lo único bueno del lugar en donde estaba era que a esta hora la gente v

taurante en la Roma, mi intención era ir rápido a mi casa que se encontraba muy cerc

bastante cómodo no era lo que esperaría para presentarme a una primera cita, jeans, una pla

e si había una reservación a mi nombre, me dirigieron a una mesa,

quivocaron! —el hombre

oda su estampa gritaba distinción, más cuando me sonrió, era deslumbran

cirujano lograría, cabello algo ondulado, pero corto y bien peinado, no pegajoso. ¡Aah! Espalda ancha y un traje qu

a a un lado, y seguramente tenía la boca abierta como pez,

r con mi cara de estúpida, pero no articule nada. El hombre allí sentado le dijo que todo es

aniel se “rajó” y su amigo vino en su lugar, me dio miedo, lleve mi mano a mi bolso y busqu

—le dije, otra

Daniel, se lo puse enfrente, él imitó lo que hice y me mostró mi perfil, luego busco y

nserió! ¿Q

o, ¡A tus órdenes! —con cara de

León —le

y de bajo “Grupo Añorve”, en el reverso “Daniel Castillo, Asistente de Gerencia” y varias forma

historia? —

mi apariencia, aunque no lo creas, ser bien parecido tiene sus desventajas —¡sí!, yo n